Madrid.- Acaba el 2015, año en que finalmente estaba previsto el lanzamiento del satélite español de observación de la Tierra "Paz", y éste permanece almacenado desde hace muchos meses en las instalaciones madrileñas de Airbus Defence and Space, cerca de Barajas, debido a la suspensión de todos los lanzamientos del cohete Dnepr decretada por Rusia.
El jefe de la Fuerza de Misiles Estratégicos de Rusia, el comandante coronel Serguei Karakaev, confirmó la suspensión de todos los lanzamientos del cohete Dnepr. La decisión fue adoptada el pasado 15 de abril por el presidente de la Federación de Rusia, Wladimir Putin, por la crisis con Ucrania.
El lanzador Dnepr tiene una fiabilidad de las más altas entre los lanzadores existentes. Se habían realizado más de 170 lanzamientos con este tipo de lanzador. En su configuración actual como lanzador de satélites comerciales ha realizado 15 lanzamientos que incluían 56 satélites de distintos países, todos ellos con éxito.
La empresa española de servicios gubernamentales por satélite, Hisdesat, propietaria de Paz, contrató el desarrollo y la fabricación del satélite con EADS CASA Espacio –hoy Airbus Defence and Space- como contratista principal en el año 2008.
Hace cinco años, Hisdesat, tras solicitar oferta a las principales compañías de servicios de lanzamiento del mundo, decidió contratar a International Space Company Kosmotras, para el lanzamiento del satélite, que incorpora un sofisticado instrumento con tecnología de radar de apertura sintética, desarrollado en España en su mayor parte.
La ventana de lanzamiento del satélite comenzó en el mes de octubre de 2012, lo que supone un calendario de desarrollo de unos cuatro años, en línea con el programa fijado al comienzo del proyecto en el año 2008.
En el pasado mes de agosto, Hisdesat tuvo que firmar un nuevo contrato con Rosoboronexport. La última fecha que se dio para su lanzamiento era este mes de diciembre. Teniendo en cuenta el rápido avance en materia de la tecnología, el retraso conlleva el riesgo de que la nave, cuya vida operativa se calcula en unos siete años a partir de su puesta en órbita, se quede obsoleta mucho antes, poniendo en riesgo uno de los proyectos más importantes de la industria aeroespacial española cuyo coste se eleva a 160 millones de euros.