Washington.- El equipo de diseño del sistema de paracaídas de la nave espacial Orion de la Nasa ha probado casi cada fracaso posible de un paracaídas. Pero el pasado miércoles probó cómo se comportaría el sistema si el fallo no estuviese en los paracaídas.
Orion es la nave espacial más segura jamás construida para llevar a los seres humanos, lo que incluye el sistema de abortar la misión. En caso de emergencia en la plataforma de lanzamiento o durante las primeras etapas de la ascensión, se puede activar en milésimas de segundo para salvar a la tripulación. Una vez retirado el equipo de la emergencia surgida, son los paracaídas los encargados de llevar a cabo un aterrizaje seguro.
“Esperemos que nunca tengamos que utilizar los paracaídas de esta manera”, dijo Chris Johnson, director del proyecto de paracaídas. “Queremos verlos desplegar después de una exitosa misión en todo momento. Pero necesitamos conocer también qué pueden realizar en caso de emergencia“.
En el caso de interrupción en la plataforma de lanzamiento o en un lanzamiento a baja altura, tres paracaídas principales de Orión serían los encargados de bajar el módulo de la tripulación a tierra sin la ayuda de las dos anclas flotantes que normalmente les preceden. El sistema de paracaídas no tendrá tiempo para hacer el trabajo puesto que la nave estará a una altitud mucho menor que en una misión de reentrada y como el vehículo va más lento, no se desplegará a la misma rapidez. Y además de todos estos factores, el módulo de la tripulación estará volando de lado cuando los paracaídas se desplieguen, en lugar de caer hacia abajo como lo haría durante una reentrada normal.
Para simular esas condiciones, una versión de pruebas de Orion fue soltada desde un avión C-17 a 3,9 kilómetros, por encima del Campo de Pruebas Yuma del Ejército de los EE UU, con los principales paracaídas desplegados poco después de salir del avión, antes de que la cápsula tuviese la oportunidad de enderezarse. Todos los elementos trabajaron juntos y los paracaídas alcanzaron una apertura completa dando como resultado un aterrizaje suave como se esperaba. Pero el verdadero valor de la prueba vendrá con los datos que los ingenieros fueron capaces de extraer de ella.
“Queríamos grabar el tiempo que tomó para inflar los paracaídas en un escenario de interrupción en la plataforma de lanzamiento y recopilar datos sobre cómo las diferentes condiciones afectan a la calidad del despliegue del paracaídas”, dijo Johnson. “Con este test completado con éxito, el siguiente paso es profundizar en esa información y utilizarla para afinar las trayectorias de vuelo en un aborto de lanzamiento.”
Además de las nuevas condiciones de la prueba, ésta fue también la primera vez que las bandas de acero que conectan las líneas del paracaídas a Orion fueron sustituidas por bandas textiles que se incorporarán en futuras naves Orion tras el primer vuelo de éste en este año. Las nuevas bandas son más ligeras y más flexibles, cualidades éstas que serán especialmente útiles cuando la nave Orión esté lista para llevar astronautas al espacio.
Mientras los ingenieros siguen probando el paracaídas de Orión para futuras misiones, los ingenieros del Centro Espacial Kennedy de la Nasa en Florida continúan avanzando en la nave espacial Orion, cuyo lanzamiento al espacio está preparado para el próximo mes de diciembre. Dentro del gran Edificio de Ensamblaje, el módulo de la tripulación está colocado en una cámara de pruebas portátil especial para múltiples puntos de ensyos de vibración aleatoria. Acelerómetros y medidores de tensión se han unido a Orion en varios lugares. Durante una serie de pruebas, con una duración de sólo 30 segundos, Orion está siendo sometida a pruebas que aumentan gradualmente los niveles de vibraciones, que simulan los niveles que el vehículo experimentará durante el lanzamiento, la órbita y el descenso. Los datos serán revisados para evaluar la salud del módulo de la tripulación.
El primer vuelo de Orion lanzará una cápsula sin tripulación a 3.600 millas, casi 5.800 kilómetros, al espacio para una misión de cuatro horas en la que se pondrán a prueba varios de sus sistemas más críticos, entre ellos sus paracaídas. Después de hacer dos órbitas, Orión regresará a la Tierra a unos 32.000 kilómetros por hora y soportará temperaturas cercanas a los 2.200ºC , antes de que sus paracaídas reduzcan su velocidad para un amerizaje en el Océano Pacífico.