Bismarck.- El Global Hawk, uno de los aviones espía más sofisticados del ejército estadounidense, "abarca el mundo a diario, 24 horas al día, siete días a la semana, proporcionando información de inteligencia para los que toman las decisiones", según el coronel Lawrence Spinetta, responsable de operaciones en Grand Forks, en Dakota del Norte.
La BBC tuvo la oportunidad pocas veces concedida a un medio de comunicación de ver uno en la base aérea Grand Forks. Según el periodista Jonathan Beale, el Global Hawk puede dar media vuelta al mundo con un solo tanque de combustible y buscar a un hombre en el terreno, incluso cuando la Tierra está cubierta de nubes, desde una altura de 18.000 metros.
Esto significa que en teoría puede rastrear armas químicas en Siria sin abandonar el espacio aéreo internacional, o investigar sobre el programa nuclear norcoreano desde la isla de Guam, en el océano Pacífico.
El uso de aviones no tripulados o dirigidos remotamente es altamente controvertido. Sobre todo por los asesinatos clandestinos llevados a cabo por drones armados de la CIA, como el Reaper y el Predator. Aunque el Global Hawk no está armado, hay mucho secretismo en torno a su uso. Pero Dakota del Norte, de escasa población y con grandes superficies vacías, no parece estar muy preocupada. De hecho, su universidad es una de las primeras en EE UU que ofrece un curso para operar aviones no tripulados.
Según la BBC, estos aviones no tripulados son el futuro. Normalmente, la OTAN no compra sus propios equipos militares, pero sus miembros se han unido para adquirir cinco Global Hawk a un coste de 1.700 millones de dólares. En 2017 estarán volando desde Sigonella en Sicilia, con la posibilidad de cubrir la seguridad marítima, así como apoyar a tropas en el terreno.
Los fabricantes de aviones no tripulados se jactan de la utilidad de estos aparatos más allá de su uso militar. Bob Zeiser, quien ayuda a operar el programa Global Hawk en Northrop Grunman, dice que este avión ha estado involucrado en labores de ayuda después de desastres naturales.
En 2010 uno de estos aviones sobrevoló Haití tras el devastador terremoto, ayudando a elaborar un mapa de los destrozos que fue utilizado en los operativos de rescate. La operación se pudo coordinar desde California y permitió evaluar el estado de todo el país tres veces antes de regresar a la base. Más recientemente, Global Hawk se usó para determinar los daños causados por la planta nuclear de Fukushima en Japón.
Zeiser es consciente de que esta tecnología debe ganarse el favor del público, pero dice que su percepción negativa podría contrarrestarse mostrando al público que los aviones no tripulados son seguros de volar y que son una buena forma de mantener a la gente fuera de peligro.