La industria aeroespacial está creciendo con fuerza desde la crisis del Covid-19. Actualmente, el mercado mundial aeroespacial está valorado en 328 billones de dólares, con una previsión de aumento de hasta los 431 billones de dólares en 2025. Además, las predicciones de los expertos indican que este ritmo de crecimiento, lejos de decaer, se reforzará notablemente, como se demuestra por algunas estimaciones optimistas, que pronostican que el volumen de negocio anual podría ascender hasta superar los 1.200 billones de dólares en la década de 2030.
Varias son las causas que justifican estas proyecciones optimistas para el negocio aeroespacial: la privatización de los viajes espaciales (se habla de “amazonificación” del espacio), el taxi aéreo, la aviación sostenible, el desarrollo de los sistemas autónomos, la electrificación del sector, la modernización de las flotas o el fortalecimiento de la industria en regiones como Latinoamérica son solo algunos de los factores de impulsión del mercado.
Ahora bien, ante este escenario de crecimiento, la competitividad futura de las empresas productoras de sistemas aeroespaciales exige una reflexión y un cuestionamiento de sus cadenas de valor, y en dicha reflexión la transformación hacia modelos de producción que maximicen la explotación de las nuevas tecnologías es una obligación estratégica. Las plantas de producción serán ciberplantas. Pero ¿qué es una ciberplanta?
La ciberplanta
En Sisteplant hemos desarrollado un modelo propio de ciberplanta (tecnoIplant®), la cual definimos como el “lugar en el que sucede la perfecta simbiosis entre las cualidades humanas (creatividad, pasión, inteligencia, sensibilidad) y la tecnología (automatización, digitalización), simbiosis propiciada por un modelo organizativo que estimula la innovación y fomenta la consecución de los retos empresariales por medio del incremento continuo de conocimiento”.
La ciberplanta es, sobre todo, un espacio que potencia el conocimiento humano mediante el uso ético, práctico y rentable de la tecnología. La tecnología como palanca del desarrollo de las capacidades de las personas, no como sometimiento de éstas. La tecnología como palanca de crecimiento del negocio, no como moda.
Los factores de competitividad de cualquier negocio, es decir, sus fines, tales como la agilidad en la entrega de sus productos y servicios, la flexibilidad en desplegarlos, la calidad y robustez de los mismos, o el impacto en el medio ambiente que se origina en su cadena de valor, deben desplegarse en la articulación eficaz, eficiente y consistente de los medios que se emplean a lo largo del proceso de creación de valor, a saber: cadenas de valor internas y externas libres de desperdicio y con mínima variabilidad (lean 6-sigma), tecnologías de fabricación que proporcionen automatización rentable y confiable, así como las fuentes de información para una digitalización que permita el incremento radical del nivel de conocimiento físico de los procesos para la anticipación al fallo y la optimización de los mismos, en un entorno ciberseguro y seguro en el cual las personas despliegan sus capacidades con pasión y convencimiento, aumentadas por la tecnología. En resumen, fábrica esbelta, automatizada, humana, inteligente, predictiva y digital.
La ciberplanta aeroespacial
Resulta obvio que los factores de competitividad varían de una industria a otra. Existe una jerarquía en los factores de competitividad (fines) que es necesario comprender en cada caso y contexto. Partiendo de este entendimiento, se han de desplegar los medios adecuados que determinan el modelo productivo adecuado para la potenciación de dichos factores de competitividad.
La producción aeroespacial se diferencia de otras industrias en que está sometida a exigentes reglamentos en materia de seguridad y calidad, lo cual obliga a realizar operaciones de alta precisión que exigen actualmente una adecuada combinación de fabricación y ensamblaje complejos intensivos en mano de obra con medios automáticos de producción.
En términos generales, una ciberplanta aeronáutica se caracteriza por:
1.- Configurar y operar su cadena de valor (interna y externa) con el mínimo despilfarro y la mínima variabilidad posibles: aplicación de principios lean 6-sigma.
2.- Aplicar tecnología 3D-IA y gemelos digitales para la simulación de:
a.-Diseños de aeronaves y sus componentes, orientados a la minimización del consumo de combustible, del ruido y del impacto de huella de carbono.
b.- Integración de los diseños de producto con los procesos productivos, y evaluación de sus interferencias e incompatibilidades.
c.- Predicción del comportamiento de los sistemas ante cambios de las condiciones del contexto (análisis de escenarios y de sensibilidad).
d.- Generación de datos sintéticos sobre los cuales construir modelos de Inteligencia Artificial para la predicción de fallos en las máquinas y defectos en los procesos.
3.- Implantar sistemas robóticos avanzados para automatizar con precisión tareas de ensamblaje complejas, como taladrado, soldadura y remachado, reduciendo significativamente la probabilidad de errores humanos.
4.- Utilizar robótica colaborativa para trabajar junto a las personas, haciéndose cargo de tareas repetitivas y físicamente exigentes.
5.- Aplicar robótica móvil, autónoma y flexible, para realización de rondas de inspección (calidad, health-monitoring) y asistencia a actividades de mantenimiento.
6.- Utilizar fabricación aditiva de piezas complejas, ligeras y resistentes, con lead times reducidos y gran capacidad de adaptación a diferentes diseños sin ensamblajes ni juntas.
7.- Desplegar tecnología inmersiva (Realidad Aumentada y Virtual) para entrenamiento de los empleados, estandarización y optimización de operaciones de producción y mantenimiento.
8.- Combinar la aplicación de IoT/Edge e Inteligencia Artificial para múltiples propósitos:
a.- Monitorización continua de parámetros críticos del proceso y del producto, y las interacciones entre éstos.
b.- Pronosticar la ocurrencia de fallos funcionales, sus causas y potenciales soluciones (mantenimiento prescriptivo).
c.- Definir de manera precisa los parámetros de control de cada proceso, en función de las condiciones del producto y del contexto operacional, así como regularlo automáticamente.
d.- Optimizar la ergonomía de los puestos de trabajo manuales.
9.- Dotar de herramientas de ciberseguridad que salvaguarden la información e impidan ataques externos.
10.- Desplegar modelos organizativos orientados a programa en las áreas de ingeniería, operaciones y calidad, en detrimento de modelos predominantemente funcionales.
11.- Integrar ingenierías de calidad, procesos, producción y mantenimiento para dar lugar a una “ingeniería total” que vela por la salud integral de los procesos (equilibrio óptimo entre fiabilidad, calidad, sostenibilidad y eficiencia).
12.- Evolucionar los perfiles de los técnicos y operarios hacia “ingenieros de procesos”, desplegando un mayor conocimiento sobre los fenómenos físicos que subyacen en éstos, asistidos por tecnología, para supervisar de manera óptima la producción y ser eficaces en la resolución de problemas.
Una ciberplanta aeroespacial debe dar respuesta al potencial crecimiento del sector de manera eficaz, eficiente y consistente, por medio de la aplicación equilibrada de diferentes tecnologías (de fabricación y digitales), implantadas con sentido, dominadas por las personas, al servicio del incremento del conocimiento de éstas, y alineadas con los factores de competitividad del negocio.