Con el reciente lanzamiento de BIOMASS, la séptima misión Earth Explorer de la Agencia Espacial Europea (ESA), Europa da un paso fundamental en la monitorización del carbono almacenado en los ecosistemas forestales del planeta. Pero detrás de este ambicioso proyecto no solo hay un satélite pionero, sino también un sólido respaldo tecnológico español, encabezado por la empresa GMV, que ha desempeñado un papel esencial desde las fases iniciales del programa.
La misión, lanzada desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa, tiene como objetivo cuantificar con precisión la biomasa forestal global, proporcionando datos clave para entender el ciclo del carbono y mejorar los modelos climáticos. En un momento crítico para la lucha contra el cambio climático, BIOMASS no solo amplía el conocimiento científico, sino que también pone en valor el liderazgo tecnológico de Europa en observación de la Tierra, con GMV en el centro del segmento terreno.
BIOMASS marca un hito en observación medioambiental al ser la primera misión que opera un radar de apertura sintética (SAR) en banda P, una frecuencia capaz de penetrar el dosel forestal y proporcionar mediciones precisas del volumen de biomasa y la altura de los árboles en todo el planeta. Esto permitirá calcular la cantidad de carbono almacenado en los bosques y su evolución temporal con un nivel de detalle nunca alcanzado hasta ahora.
Para ello, la misión necesita no solo tecnología espacial avanzada, sino también infraestructuras terrestres sólidas, fiables y flexibles, capaces de operar y gestionar una plataforma con una carga de pago tan sofisticada.
Aquí entra en juego GMV, que ha liderado el desarrollo del sistema de control de la misión, uno de los pilares clave del segmento terreno. Este sistema es el encargado de monitorizar en todo momento el estado del satélite, controlar tanto la plataforma como el instrumento SAR, y garantizar la ejecución segura de las operaciones.
Simulación operativa y soporte desde el lanzamiento
El papel de GMV no se ha limitado al desarrollo del sistema de control. La compañía también ha sido responsable del diseño, implementación y mantenimiento del simulador operacional de la misión, una herramienta crítica para preparar los distintos escenarios operativos.
Gracias a este simulador, los equipos de operaciones de BIOMASS han podido entrenarse antes del lanzamiento y validar los procedimientos operativos, tanto para la fase crítica de lanzamiento y órbita temprana (LEOP), como para las operaciones nominales a largo plazo.
Este tipo de simuladores permiten minimizar riesgos y maximizar la fiabilidad operativa, ya que replican el comportamiento del satélite ante múltiples contingencias, ayudando a tomar decisiones rápidas y fundamentadas desde el primer instante.
Otra contribución clave de GMV a BIOMASS se encuentra en el procesamiento de datos científicos. La empresa participa activamente en la cadena de procesamiento de los datos del radar SAR, desde la recepción de las señales hasta la elaboración de productos geofísicos interpretables por la comunidad científica.
Este procesamiento es esencial para transformar las mediciones en estimaciones de biomasa forestal, lo que permitirá a los investigadores calcular con mayor precisión el carbono almacenado y su evolución a lo largo del tiempo. En última instancia, estos datos ayudarán a entender el papel de los bosques como sumideros de carbono o, en caso de deforestación, como emisores netos.
BIOMASS será, por tanto, una herramienta decisiva para el seguimiento de los compromisos internacionales en materia climática, como los acuerdos de París, así como una fuente de información científica de referencia para gobiernos, ONGs y organismos internacionales.
Un radar para nuevas aplicaciones
Más allá de su objetivo principal, BIOMASS abre también nuevas fronteras científicas. Su radar en banda P podrá usarse para generar modelos digitales del terreno de alta precisión, incluso bajo la cubierta vegetal, lo que resulta de especial interés en regiones tropicales.
También tiene el potencial de contribuir al estudio de capas de hielo en zonas polares, y, en determinadas condiciones, incluso a la exploración subterránea en regiones áridas, aportando datos inéditos sobre estructuras geológicas o acuíferos.
Este tipo de aplicaciones refuerzan el carácter transversal y multitemático de la misión, demostrando que la inversión en observación terrestre no solo beneficia al estudio del clima, sino también a campos como la hidrología, la geología o la planificación territorial.
El protagonismo de GMV en BIOMASS no es casual. España lleva años consolidando su peso en las misiones Earth Explorer de la ESA, aportando tanto capacidad industrial como talento científico. En el caso de GMV, su experiencia acumulada en sistemas de control, simulación y procesamiento de datos la sitúa como un socio estratégico habitual de la Agencia Espacial Europea y otros organismos internacionales.
Con sede central en Madrid y presencia en múltiples países, GMV ha participado en numerosas misiones de observación de la Tierra, navegación por satélite y ciencia espacial, convirtiéndose en uno de los actores privados más sólidos del panorama espacial europeo.
BIOMASS no solo contribuirá a la ciencia y la tecnología, sino que aportará datos esenciales para la toma de decisiones políticas y de conservación forestal. Gracias al conocimiento preciso del carbono almacenado en los bosques, será posible mejorar las estrategias de mitigación del cambio climático, diseñar políticas de reforestación más efectivas y verificar el cumplimiento de compromisos ambientales.
Con su participación en esta misión, GMV demuestra nuevamente su compromiso con una tecnología espacial al servicio del planeta, y se reafirma como un actor clave en la transición ecológica desde el espacio. Desde la órbita baja hasta el bosque más remoto, la tecnología desarrollada en España estará vigilando los pulmones verdes del planeta.