El Gobierno de los Países Bajos ha suspendido de momento su plan de reducción de vuelos en Schiphol, según anunció el pasado martes, tras la oposición de las compañías aéreas y las protestas de diversos países y el examen de la Unión Europea.
«Estamos examinando si el proceso emprendido por el Gobierno de los Países Bajos para reducir los vuelos se ajusta a la legislación de la UE”, ha dicho la directora de Movilidad y Transporte de la Comisión, Magda Kopcznska.
El Gobierno de los Países Bajos, el pasado 24 de junio, avanzó su decisión de “dar prioridad a la lucha contra las molestias acústicas, garantizando al mismo tiempo que el aeropuerto pueda seguir cumpliendo su función económica. Esto significa que el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam ya no podrá exceder los límites de molestias acústicas establecidos, lo que limitará efectivamente los movimientos de vuelos a un máximo de 440.000 al año. Se espera que este máximo pueda entrar en vigor en noviembre del próximo año”
Y lo justificaba señalando que “el aeropuerto está ubicado en una zona altamente urbanizada, en una de las zonas más transitadas del país, y tiene efectos negativos para quienes viven en los alrededores. Los residentes locales están expuestos al ruido de los aviones y también están preocupados por el impacto del aeropuerto en su salud, el medio ambiente natural y el clima en general”.
Y concluía que “el Gobierno busca lograr un equilibrio entre la importancia de tener un gran aeropuerto internacional (lo que también es bueno para la comunidad empresarial) y un entorno de vida mejor y más saludable. El Consejo de ministros aprobó la propuesta del ministro de Infraestructura y Gestión del Agua, Mark Harbers, sobre el establecimiento de un nuevo equilibrio”.
Unos meses después y tras la reacción contraria nacional e internacional, el Gobierno ha decidido paralizar la medida.