Los trabajos que se realizan en la industria aeronáutica sobre materiales compuestos y metales, como lijado, cortes, pulidos, taladrados y fresados, pinturas y revestimientos, producen polvo, a veces, de un tamaño muy pequeño. Los materiales utilizados en la construcción de aviones son materiales compuestos (52%), aluminio (20%), titanio (14%), acero (7%) y otros (7%).
Las partículas inferiores a cinco micras, conocidas como polvo respirable, son invisibles al ojo humano y consiguen penetrar a las zonas más profundas del sistema respiratorio, donde el aire se mueve muy despacio. Además, el polvo de fibra de vidrio que se generan en los procesos de producción de la industria aeronáutica pesa muy poco y permanece en el aire durante un largo tiempo penetrando en el organismo humano.
¿Cómo evitarlo? Se puede capturar y, además, en su origen, es decir, en donde se produce. Y se puede filtrar. La empresa española Barin ofrece una solución con la aspiración localizada, que evita respirar productos nocivos para la salud, posibilita una mayor duración de las herramientas, utensilios y ropa de trabajo, reduce la rotación y las bajas de los trabajadores, disminuye los costes de limpieza y ofrece comodidad de utilización por manejabilidad de mangueras y facilidad de conexión a válvulas.
Con la aspiración localizada y la filtración se aspira el aire contaminado en el origen del proceso, evitando que pueda ser respirado no solo por el operario que lo produce en su puesto de trabajo, sino también por las personas que se encuentran a su alrededor. Y se filtra el aire contaminado reteniendo las partículas más pequeñas, las que pueden perjudicar al organismo humano.