Boeing logró finalmente el pasado martes que el Congreso de EEUU, tras un largo debate, le exima de la obligación de instalar en las dos últimas versiones de su avión más vendido, el 737 MAX, los equipos de seguridad que deberían ser obligatorios a partir del próximo día 1 de enero. De esta forma, Boeing podrá completar la certificación de los nuevos modelos 737MAX-7 y MAX-10, cuyas entregas deberán comenzar en 2023.
Sin esta exención, el futuro de estos últimos modelos del avión más vendido de Boeing, aún en proceso de certificación, parecía muy comprometido. En julio pasado, el CEO de Boeing, David Calhoun, dijo que sin un aplazamiento de esta obligación se podría llegar a la cancelación de estos programas y con ella, la pérdida de miles de puestos de trabajo, así como la capacidad de Boeing para levantar cabeza en el mercado de aviones de pasillo único de media distancia, ahora dominado por Airbus.
Según Reuters, la compañía había estado presionando intensamente durante meses para persuadir a los legisladores de que retiraran la fecha límite del 27 de diciembre para la obligación que pesaba sobre sus aviones MAX 7 y MAX 10, impuesta por el Congreso de EEUU en 2020 tras el doble accidentes del modelo 737 MAX que causó la muerte de 346 personas en Indonesia y Etiopía.
Los líderes del Congreso vincularon la exención a un proyecto de ley para financiar las operaciones del gobierno de EEUU y exigir nuevas mejoras de seguridad para los aviones MAX existentes propuestos por la senadora estadounidense Maria Cantwell, presidenta de la Comisión de Comercio del Senado, según el texto que se hizo público el martes.
Cantwell propuso exigir la modernización de los aviones MAX existentes con un «ángulo de ataque mejorado (AOA) y un medio para apagar las advertencias de pérdida y las alertas de exceso de velocidad, para todos los aviones MAX». Los datos defectuosos de un solo sensor, que activó erróneamente una función de software llamada MCAS para activar repetidamente, jugaron un papel fundamental en los accidentes fatales del 737 MAX.
Después del 27 de diciembre, todos los aviones deberían contar con sistemas de alerta de cabina modernos para ser certificados por la FAA, lo que podría poner en peligro el futuro de los MAX 7 y 10 o significar retrasos significativos para el despliegue de los nuevos aviones, a menos que el Congreso aprobara una nueva ley. El requisito de alerta no se aplica a aviones en servicio previamente certificados por la FAA.