Bepi Colombo voló a menos de 40.000 kilómetros sobre la superficie de Mercurio este domingo, marcando su quinto sobrevuelo del planeta. Su instrumento MERTIS observó el planeta en luz infrarroja media, convirtiendo a BepiColombo en la primera nave espacial en hacerlo. BepiColombo, es la primera misión europea a Mercurio, el planeta terrestre más pequeño y menos explorado de nuestro Sistema Solar.
Se trata de una misión conjunta de la ESA y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), formada por dos orbitadores científicos: el Orbitador Planetario a Mercurio (MPO), de la ESA, y el Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO), de la JAXA.
Su objetivo es estudiar todos los aspectos de Mercurio, desde la estructura y las dinámicas de su magnetosfera y cómo interactúa con el viento solar, hasta su estructura interna y su gran núcleo férreo, así como el origen de su campo magnético.
BepiColombo se lanzó a bordo de un cohete Ariane 5 desde el Puerto Espacial Europeo de Kurú (Guayana Francesa). Para llegar a su destino ha aprovechado la gravedad de la Tierra, Venus y Mercurio, en combinación con su propia propulsión eléctrica. Tras su lanzamiento en octubre de 2018, la nave efectuará un viaje de 7,2 años, sobrevolando la Tierra (abril de 2020), dos veces Venus (octubre de 2020 y agosto de 2021) y seis veces Mercurio (entre octubre de 2021 y enero de 2025), antes de llegar a su órbita a finales de 2025.
El Orbitador Planetario a Mercurio (MPO) y el Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO) viajan juntos hasta el planeta a bordo de una sola nave, en la que el Módulo de Transferencia a Mercurio (MTM) se encargará de la alimentación y la propulsión. Al llegar a Mercurio, el módulo de transferencia se separará y los dos orbitadores, aún unidos, serán capturados en una órbita polar alrededor del planeta. Su altitud se ajustará con ayuda de los propulsores del MPO hasta que el MMO alcance la órbita polar elíptica deseada de 590 x 11.640 kilómetros por encima del planeta. A continuación, el MPO se separará y descenderá hasta su propia órbita de 480 x 1.500 kilómetros haciendo uso de sus propulsores. Se espera que el perfeccionamiento de las órbitas dure unos tres meses, tras los cuales comenzará la misión científica principal.