Los restos del A350-900 de Japan Airlines (JAL) en el aeropuerto Haneda de Tokio son testimonio de la intensidad del incendio que lo consumió tras colisionar con el DHC-8 de la Guardia Costera y brindan información a los técnicos y constructores aeronáuticos sobre los últimos materiales de fabricación.
Según informa el diario londinense “Financial Times”, al ser el primer accidente con destrucción total por incendio de un avión fabricado principalmente con fibra de carbono, resulta una novedad en la aviación moderna y para investigadores y expertos en aviación es probable que ese primer caso trágico -y cómo las 379 personas a bordo del vuelo de JAL lograron escapar- arroje importantes conocimientos sobre los materiales modernos utilizados para construir muchas aeronaves y las mejores formas de evacuar a los pasajeros de manera segura en caso de emergencia.
Se trata de la primera pérdida de un Airbus A350, un modelo que entró en servicio en 2015, y la primera destrucción completa por incendio de un avión de pasajeros fabricado principalmente con fibra de carbono, un material cada vez más utilizado en el sector aeroespacial.
Por su parte, la agencia Reuters destaca también que el accidente en la pista del aeropuerto de Haneda en Tokio marca la primera vez que un avión moderno se quema y está siendo vista como un caso de prueba de cómo una nueva generación de aviones construidos con fibra de carbono afronta un incendio catastrófico.
Mientras los investigadores buscan la causa de la colisión, la industria de la aviación está ansiosa por confirmar la capacidad de supervivencia de los aviones compuestos de alta tecnología que han transformado la economía de los vuelos de larga distancia y de las aerolíneas en la última década, señala la agencia.
El accidente «es realmente el primer estudio de caso que tenemos, no sólo desde la perspectiva del incendio, sino también desde la perspectiva de la capacidad de supervivencia del accidente», dijo Anthony Brickhouse, experto en seguridad aérea de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, según recoge Reuters.
Tanto Boeing, con el 787 Dreamliner, como Airbus, con el A350, hicieron grandes apuestas a principios de la década de los 2000 a que los compuestos de carbono livianos producirían importantes ahorros de combustible y serían menos susceptibles a la fatiga, lo que reduciría el mantenimiento. Poco después de ser puesto en servicio, el Dreamliner tuvo problemas con la batería que causaron incendios, lo que provocó su breve inmovilización a principios de 2013. Un incendio posterior en un 787 de Ethiopian Airlines en julio de 2013 fue causado por un cortocircuito en el transmisor de localización de emergencia del avión y condujo a reparaciones del fuselaje. Sin embargo, ninguno de estos incidentes provocó pérdidas de casco.
El A350 contiene un 53% de materiales compuestos en peso y los compuestos constituyen la mayor parte de su estructura externa, incluido el fuselaje, la mayor parte de la cola y las alas, y parte de la sección del morro.
Los expertos dijeron que el hecho de que todos los pasajeros y la tripulación hayan sido evacuados de manera segura mientras la estructura estaba intacta renovará la confianza en los materiales que fueron certificados con condiciones especiales. Pero advirtieron que es demasiado pronto para sacar conclusiones completas sobre cómo el casco compuesto del A350 resistió el fuego o qué lecciones tecnológicas se pueden aprender, concluye la agencia.