París.– El pasado lunes se cumplieron seis años de la llegada a la Luna de la primera sonda europea, la Smart-1 de la Agencia Espacial Europea (ESA), lanzada tres años antes.
En la madrugada del 3 de septiembre de 2006, un breve destello iluminó el ‘Lago de la Excelencia’ en la Luna cuando la sonda Smart-1 puso fin a su misión chocando contra su superficie.
El nombre de Smart es un juego de palabras en inglés entre el adjetivo ‘inteligente’ y el acrónimo de ‘Pequeña Misión de Investigación Tecnológica Avanzada’. Esta misión utilizó un motor de propulsión iónica para viajar hasta la Luna, probó nuevas técnicas de navegación y de comunicaciones, y transportó toda una batería de instrumentos científicos miniaturizados.
Smart-1 elaboró un exhaustivo inventario de los elementos químicos en la superficie de la Luna, cartografió cráteres de impacto, estudió los procesos volcánicos y tectónicos que definieron la orografía lunar e identificó objetivos para futuras misiones de exploración.
Al igual que la mayoría de sus predecesores, condenados por las leyes de la gravedad, Smart-1 estaba destinada a terminar su misión estrellándose en la superficie de la Luna.
La imagen que ilustra esta noticia forma parte de un mosaico confeccionado con las fotografías tomadas por Smart-1 durante sus últimas órbitas, y muestra una gran variedad de formaciones geológicas: planicies volcánicas, colinas y cráteres de impacto de diverso tamaño.
Se cree que Smart-1 chocó contra la ladera de una colina con un ángulo de unos 5-10 grados sobre la horizontal, cuando viajaba a 2 km/s.
El destello producido por la nube de polvo levantada por el impacto fue detectado por observatorios astronómicos de todo el planeta. Los cálculos sugieren que Smart-1 creó un cráter de unos 3-10 metros de diámetro y de un metro de profundidad. Los científicos esperan poder identificarlo gracias a las nuevas imágenes de alta resolución.