Moscú.- Al menos tres personas murieron y 46 resultaron heridas el pasado sábado al incendiarse un avión TU-154 de la compañía aérea Kogolimavia en el aeropuerto de la ciudad siberiana de Surgut, al norte de Rusia.
Según informó el Ministerio de Situaciones de Emergencia, el avión llevaba a bordo 18 tripulantes y 117 pasajeros, cuando realizaba el vuelo 348 que cubría la ruta Surgut-Moscú.
Al intentar el despegue, al TU-154 se le incendió uno de los motores antes de la explosión de uno de sus tanques de combustible, lo que provocó su total destrucción.
Las autoridades estudian como posible causa del siniestro una supuesta violación de las medidas de seguridad contra incendios o de las normas de comercialización, pero ninguna de ellas se ve como fundamental, según indicó un portavoz del Comité de Investigación de la Fiscalía.
La agencia rusa Interfax, que citó fuentes de la Fiscalía, precisó que entre los muertos había un niño.
Entre las primeras informaciones se indicaba que el accidente se había producido cuando el avión efectuaba un aterrizaje de emergencia poco después de despegar.
Los servicios de socorro no pudieron apagar el incendio y se produjo una explosión poco después de lograr la evacuación del pasaje y la tripulación. Aún así no pudieron evitarse las desgracias personales, según fuentes de la investigación.
Tras el accidente del Tupolev, la agencia federal rusa de transporte se plantea recomendar la prohibición de vuelo para este modelo de avión. De momento permanecerán en tierra hasta que no concluya la investigación.
Los aviones Tupolev cuentan con un largo historial de accidentes. Desde su creación en los años 70 ha sufrido numerosos siniestros en los que más de 1.300 personas han perdido la vida. Uno de los más llamativos fue el registrado el pasado año en Smolensk en el que murieron el presidente polaco Lech Kaczynski y decenas de altos representantes de Polonia.