Moscú.- Un Tupolev-154 de la aerolínea yakuta MAP con 72 pasajeros y 9 tripulantes a bordo logró aterrizar milagrosamente el pasado martes en medio de un bosque en Izhma, en la república de Komi, a más de mil kilómetros de su destino, Moscú.
Cuatro horas después de que el avión despegara del aeropuerto de Mirni, en Yakutia, con rumbo a Moscú, se produjo un fallo en tres de los cuatro generadores de energía eléctrica. Como resultado, dejaron de funcionar los sistemas de control, navegación y comunicaciones por radio. La aeronave volaba a una altura de 10.000 metros cuando el comandante se percató de que el sistema eléctrico no funcionaba, por lo que tendría que aterrizar manualmente.
Todo el mundo califica de milagro lo que sucedió a continuación. Los pilotos consiguieron aterrizar sin la ayuda de equipos, a una velocidad más alta de la normal, porque los flaps no podían desplegarse. Al tercer intento el avión consiguió tomar tierra en una pista demasiado corta para este Tupolev. Se trata de un aeródromo abandonado, usado básicamente por helicópteros, de manera que la aeronave se salió de la pista hasta detenerse en medio de un bosque empantanado.
La pericia del comandante hizo que nadie resultara herido. Un portavoz de la compañía aseguró que el avión sólo tiene «daños menores» y «volverá a volar próximamente», una vez que se hayan aclarado las causas del fallo técnico producido. Poco después los pasajeros llegaron en otro avión a Moscú.