Madrid.- Todos los aeropuertos del mundo han reforzado sus medidas de seguridad y ha cundido la psicosis tras el fallido intento por parte de un joven nigeriano que dijo actuar en nombre de la organización terrorista islámica Al Qaeda, de hacer explotar el pasado día de Navidad un A 330 de la compañía norteamericana Northwest, operado por Delta Airlines, con 278 pasajeros y 11 tripulantes a bordo, que cubría la ruta ámsterdam-Detroit.
Ayer fue detenido otro pasajero de un avión de la misma compañía que cubría idéntico trayecto y que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia ante el comportamiento “problemático y sospechoso” de aquél.
Umar Farouk Abdulmutallab, de 23 años, hijo de un banquero nigeriano y estudiante de ingeniería en Londres, activó el pasado día 25 unos explosivos que llevaba adheridos a una de sus piernas mezclándolos con un líquido mediante una jeringuilla con intención de hacer explotar la aeronave, pero afortunadamente fracasó en su intento al fallar el detonador. Varios pasajeros resultaron heridos, incluido el presunto terrorista, que permanece ingresado en el Hospital de la Universidad Ann Arbor, cerca de Detroit.
El terrorista suicida, que resultó con quemaduras de segundo grado, confesó que se hizo con los explosivos en Yemen donde fue entrenado por efectivos de Al Qaeda. Su identidad aparece en varias listas de organizaciones extremistas y la policía norteamericana confirmó que pretendía perpetrar un atentado terrorista.
La pequeña explosión tuvo lugar cuando el avión se disponía a aterrizar en el aeropuerto de destino. En un primer momento, la compañía informó que se trataba de la explosión de petardos. Pero, en realidad parece que nos hallamos ante un tipo de explosivo sofisticado y diferente a lo hasta ahora conocido, compuesto por una mezcla de polvo y líquido. Cuando le sorprendieron manipulando polvos sospechosos, fue reducido por miembros de la tripulación y varios pasajeros que se lanzaron contra el nigeriano, aunque éste intentó activar los explosivos y resultó herido, al igual que algunos de los miembros del pasaje.
«Hubo una explosión y todo el mundo se quedó un poco sorprendido», contó uno de los, pasajeros a la CNN. “Después de unos segundos hubo una llamarada y luego vimos fuego. Muchos pasajeros acudieron hacia la zona del incendio tratando de apagarlo con los medios a su alcance: agua, una manta, un extintor. Un joven que estaba sentado tres o cuatro filas detrás del terrorista, se encargó bastante bien del mismo”.
El nigeriano permanece hospitalizado en situación de detenido y sometido a interrogatorio. El frustrado atentado provocó una importante movilización de efectivos policiales así como de todos los servicios aeroportuarios de seguridad incrementados a raíz de los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Según fuentes policiales, Abdul Mudallad, abandonó la capital nigeriana, Lagos, el pasado jueves con destino a ámsterdam, donde embarcó en el avión de Northwest con destino Detroit. Había logrado pasar los controles a pesar de llevar adherido a sus piernas, con una cinta adhesiva, parte del explosivo.
Conforme recogían varios medios informativos británicos, el terrorista era estudiante de ingeniería en la University College de Londres (UCL). De ahí que las autoridades británicas, en colaboración con la policía norteamericana, hayan reforzado la investigación y las medidas de seguridad en el Reino Unido.
El padre del joven nigeriano detenido al intentar hacer explotar un avión que cubría la ruta ámsterdam-Detroit contactó hace un tiempo con las autoridades de Estados Unidos para alertarles de la radicalización de su hijo.