Madrid.- En el marco de IX Semana de la Ciencia, la Universidad Politécnica de Madrid recuerda en una exposición sobre la figura de Leonardo Torres Quevedo y sus aportaciones científicas. La exposición titulada “Leonardo Torres Quevedo. Los dirigibles” se inaugura en la tarde del 19 de noviembre y puede visitarse en la entrada de la Biblioteca Aeronáutica de la Universidad hasta el próximo día 18 de diciembre.
Torres Quevedo, un ingeniero de Caminos cántabro, decide en 1902 dedicarse a “la conquista del aire”, cuando aún la aviación no existía. El resultado será un dirigible, que mejoraba las concepciones de la época en estos aparatos, solucionando el problema de suspensión de la barquilla. Un nuevo sistema que proporciona autorrigidez a los dirigibles, mediante la eliminación de los elementos metálicos y la constitución de una viga de sección triangular formada sólo por cuerdas flexibles que dotan de rigidez al dirigible por efecto de la sobrepresión del gas, es su gran contribución a la aeronáutica a nivel mundial.
Dentro del programa de inauguración de la exposición el profesor Francisco González Redondo impartirá la conferencia “La obra aeronáutica de Leonardo Torres Quevedo” en la Sala de Juntas de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Aeronáutica.
En esta ocasión se presenta la investigación de Torres Quevedo en el campo de los dirigibles a través de varios paneles que recogen todas las aportaciones de este ingeniero, desde sus primeras patentes hasta las técnicas que descubrió que a día de hoy siguen vigentes, pasando por sus colaboraciones con la empresa francesa Astra-Torres y el dirigible transatlántico Hispania, que diseñó en colaboración con Emilio Herrera.
Sin embargo los experimentos de Torres Quevedo no sólo se focalizaron en esos aerostatos autopropulsados, ya que a él se deben conceptos como el de transbordador o telekino.
Los funiculares aéreos fueron otro de sus campos de actuación y el Spanish Aerocar que hoy día continúa uniendo las dos orillas del río Niágara en Canadá como atracción turística fue obra de este ingeniero prolífico. Inaugurado en 1916 presume de seguir en activo y sin haber sufrido ningún accidente.
El telekino fue presentado en la Academia de las Ciencias de París en 1903 y consistía en un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas y constituyó el primer aparato de radiodirección del mundo y un aparato pionero en el campo del mando a distancia.
Una amplia y reconocida carrera profesional que finaliza con la muerte de Torres Quevedo en plena Guerra Civil, el 18 de diciembre de 1936, a los 83 años de edad.