Barcelona.- La misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha demostrado que la Vía Láctea aún soporta los efectos de una colisión cercana, producida en los últimos 300-900 millones de años, que hace que millones de estrellas “se muevan como ondas en un estanque”.
El choque fue descubierto debido al patrón de movimiento que mantienen las estrellas en el disco de la Vía Láctea, uno de los principales componentes de la galaxia terrestre. Gaia no sólo mide con precisión las posiciones de más de mil millones de estrellas, sino que también mide con precisión sus velocidades en el plano del cielo. Para un subconjunto de unos pocos millones de estrellas, Gaia proporcionó una estimación de las velocidades tridimensionales completas, lo que permite un estudio del movimiento estelar utilizando la combinación de posición y velocidad, lo que se conoce como 'fase de espacio'.
En esta fase, los movimientos estelares revelaron un patrón interesante y totalmente inesperado cuando las posiciones de la estrella se trazaron según sus velocidades. La directora de la investigación, Teresa Antoja, de la Universitat de Barcelona, no podía creer lo que veía cuando lo observó por primera vez.
Una forma en particular llamó su atención. Era un patrón similar a un caracol en el gráfico que trazó la altitud de las estrellas por encima o por debajo del plano de la galaxia contra su velocidad en la misma dirección. Nunca antes se había visto.
“Al principio las características eran muy extrañas para nosotros, dice Antoja. “Estaba un poco conmocionada y pensé que podría haber un problema con los datos porque las formas son muy claras”, comenta la directora.
Pero los datos de Gaia han sido sometidos a múltiples pruebas de validación por parte de los equipos del Gaia Data Processing and Analysis Consortium en toda Europa antes del lanzamiento. Además, junto con colaboradores, Antoja realizó muchas pruebas de los datos para buscar errores que podrían forzar tales formas en los datos. Sin embargo, independientemente de lo que verificaron, la única conclusión que pudieron extraer fue que estas características existen realmente en la realidad.
La razón por la que no se habían visto antes era porque nunca antes se habían tenido datos de tanta calidad como los de Gaia. “Parece que de repente te has puesto las gafas adecuadas y ves todas las cosas que antes no era posible ver”, dice la directora.