Sao Paulo.- El pasado 21 de agosto, en la base aérea de Santa Cruz, en Río de Janeiro, el avión deportivo Anequim batió cinco récords mundiales de velocidad entre aviones de hasta 500 kilos y alcanzó la marca de 521 km/h, según informó el periódico brasileño 'Folha de S. Paulo'.
El avión pesa 330 kilos y fue proyectado por estudiantes de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), bajo la supervisión del profesor de ingeniería aeronáutica de la UFMG Paulo Henriques Iscold, de 39 años.
El avión superó al americano Neemesis DR 90, que desde los años 90 es considerado el más exitoso de la historia de las competiciones aéreas y que se exhibe en el National Air and Space Museum, en Washington.
Así como sucede en las competiciones automovilísticas, los aviones usados en estas disputas producen innovaciones que posteriormente son incorporadas a la industria.
El Anequim, cuyo nombre remite a una feroz especie de tiburón, fue el primer avión nacional construido 100% de fibra de carbono. En términos de aerodinámica, el desafío fue producir un avión ultraligero, pero con una rigidez capaz de soportar altas velocidades.
Liviano y de gran rigidez, el avión minero posee una aerodinámica altamente eficiente y que permite alcanzar velocidades similares a la de un Phenom, de Embraer.
Sin ayudas ni dinero público, el Anequim fue financiado por privados, que contribuyeron aportando dinero, materiales y piezas.
La persona que financió la mayor parte del avión fue el piloto del Anequim, Gunar Armin Halboth, un ex Varig y campeón brasileño de acrobacia aérea. Ni Halboth ni Iscold revelaron el costo total del proyecto.