Tras obtener de la Federal Aviation Administration (FAA) norteamericana autorización para volar los 737 MAX, Boeing se encuentra con el problema de cómo colocar entre sus clientes los 400 aviones producidos durante la inmovilización y antes de la paralización de la producción en un momento crítico para la industria del transporte aéreo por la pandemia de Covid-19.
Varias de las principales aerolíneas clientes de Boeing ya se han mostrado reticentes a encargar nuevos pedidos del avión en cuestión, a pesar de que ningún aparato como el B737 MAX de Boeing habrá sido objeto de tanto estudio y revisión en materia de seguridad en este tiempo tras el doble trágico accidente que provocó la muerte de 346 personas.
Este mismo jueves, la aerolínea irlandesa de bajo coste, Ryanair, uno de los clientes más importantes de Boeing en Europa, ya anunció que, por el momento, no tiene intención de realizar más pedidos del B737 MAX.
Por su parte, la compañía norteamericana de bajo coste Southwest Airlines, el mayor operador de aviones Boeing 737 MAX del mundo, que anunció este jueves que no pondría en servicio los 40 aviones de este modelo de su flota hasta el segundo trimestre del próximo año, sugirió que probablemente no necesitaría recibir los B737 MAX que tiene pedidos y que estudia reducir el tamaño de su flota.
Claro que hay compañías, como la estadounidense American Airlines, muy favorables al nuevo y mejorado B737 MAX y está dispuesta a poner en servicio sus aviones dentro de un mes. Pero no es menos cierto que los pasajeros se muestran un tanto desconfiados a embarcar en esos aviones.