El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está dispuesto a deshacerse del avión presidencial. “Se vende, se alquila o se rifa, pero yo no me voy a subir a ese avión. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, dijo el pasado viernes durante su visita a la localidad de San Antonio Sinicahua, en Oaxaca.
Según el presidente mexicano, cada uno podría comprar un billete de lotería por el equivalente a 25 dólares. “Una rifa. Seis millones de cachitos. La Lotería Nacional. A ver, lo explico: estamos hablando de opciones. Yo estoy transmitiendo información, la gente va a decidir qué es lo mejor”, añadió.
“¿Por qué nos está costando trabajo venderlo? Porque no hay quien lo compre. Imagínense, no lo tiene ni Donald Trump. Está valorado en 133 millones de dólares, tiene capacidad para 280 pasajeros, pero lo adaptaron para que puedan ser transportados 80. Eso sí, salas de junta, restaurante, alcoba. Es un palacio para los cielos, una ofensa para el pueblo de México. Por eso no sólo nos vamos a deshacer de ese avión que, dicho sea de paso, todo lo que se obtenga por la venta de ese avión va a ser para comprar equipo médico, para rayos X, para ambulancias, para tomógrafos, mastógrafos, para que no falten los equipos en los hospitales públicos. De ahí vamos a tener recursos”, dijo el presidente mexicano. Y añadió: “Todo esto significa ahorros, significa muchas cosas. Si yo vengo a la Mixteca en helicóptero, ¿cuándo me voy a dar cuenta de cómo están los caminos? Nunca”.
Desde el inicio de su presidencia, el 1 de diciembre de 2018, el presidente López Obrador ha viajado en aviones comerciales. El avión presidencial es un Boeing 787 Dreamliner con capacidad para 80 pasajeros y autonomía de vuelo de hasta 20 horas. El Gobierno presidido por Felipe Calderón lo compró en 2012 por 212 millones de dólares.