El cierre gubernamental, que ya lleva tres semanas, ha hundido el sistema de control aéreo estadounidense en una espiral descendente, poniendo en peligro los cielos de EEUU, advierte la Casa Blanca. “Mientras los demócratas juegan a la ruleta política al servicio de su demencial agenda, los 13.000 controladores aéreos del país, patriotas dedicados a mantener nuestros cielos seguros, se ven obligados a sobrevivir sin sueldo o a aceptar segundos empleos simplemente para llegar a fin de mes”, señala la Casa Blanca.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, acudió este jueves al Capitolio para exponer las consecuencias de la crisis impulsada por los demócratas, que amenaza con trastocar los planes de viaje de los estadounidenses e incluso el futuro de la propia aviación estadounidense.
Duffy ha asegurado que «la ira de los controladores se desborda: Están enojados… Están frustrados porque el Congreso, al menos en el Senado, se centra en pagar los beneficios de atención médica para los inmigrantes ilegales en lugar de pagarles sus salarios por el excelente trabajo que brindan al pueblo estadounidense».
En cuanto a los trabajadores abandonados sin sueldo, el secretario de Transporte explicaba que “el próximo martes es el primer sueldo que no recibirán por el trabajo que hicieron en octubre… No quiero que mis controladores aéreos acepten un segundo trabajo… Quiero que vengan a sus instalaciones y controlen el espacio aéreo, pero tienen que tomar decisiones sobre cómo emplean su tiempo para asegurarse de tener comida en la mesa”.
Duffy asegura que las interrupciones de vuelos amenazan los viajes vacacionales. «No puedo garantizarles que su vuelo llegue a tiempo. No puedo garantizarles que su vuelo no se cancele. Dependerá de que nuestros controladores aéreos vengan a trabajar todos los días… Si no lo hacen, sabremos de quién es la culpa».
Por otra parte, avecina una crisis de reclutamiento. “Están pensando en dejar la Academia, jóvenes inteligentes, hombres y mujeres, porque no quieren trabajar para un sistema que no les paga, que no les garantiza un sueldo… Problemas que se repercutirán en los meses y años venideros”. “Cada día que los demócratas demoran en hacer su trabajo es otra traición a los estadounidenses trabajadores que mantienen a nuestra nación en movimiento, pero a los demócratas no les importa mientras puedan usarlos como ‘palanca’ en sus enfermizos juegos políticos”, indica la Casa Blanca.











