Los ingenieros de la Nasa y Boeing completaron con éxito el pasado domingo la carga de propulsor durante la prueba Green Run de la séptima etapa central. Los tanques del cohete Space Launch System (SLS) se cargaron con más de 2,6 millones de litros de hidrógeno líquido y oxígeno líquido.
Los ingenieros que trabajaban en el Centro de Control de Pruebas monitorizaron todos los sistemas de la etapa central durante la prueba mientras el propulsor fluía desde seis barcazas hacia la etapa central en el Banco de Pruebas B-2 en el Centro Espacial Stennis de la Nasa cerca de Bay St. Louis, Mississippi.
La primera mirada a los datos indica que la etapa funcionó bien durante el proceso de carga y reposición del propulsor. Parte de la prueba consistió en simular la cuenta atrás con los tanques cargados, hasta 33 segundos antes del encendido de los motores. Sin embargo, la prueba terminó unos minutos antes de la duración prevista de la cuenta atrás.
La etapa central y el banco de pruebas B-2 están en excelentes condiciones y no parece haber un problema con el hardware. El equipo está evaluando datos para identificar la causa exacta del cierre anticipado. Luego decidirán si están listos para seguir adelante con la prueba final, un fuego caliente cuando los cuatro motores se encenderán simultáneamente.