La consultora catalana Gestió i Promoció Aeroportuària (GPA) ha ganado un concurso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para analizar y mejorar el mercado del transporte aéreo de pasajeros en seis países de América Central y el Caribe.
El contrato, que tiene un valor de 235.000 dólares y 17 meses de duración, tiene como objetivo analizar el nivel de competitividad, la calidad reguladora y el funcionamiento del sector en Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Panamá, El Salvador y la República Dominicana.
Para acceder a este proyecto, GPA ha contado con el apoyo de ACCIÓN, la agencia para la competitividad de la empresa de la Generalidad de Cataluña -dependiendo del Departamento de Empresa y Conocimiento-, a través de la Oficina Exterior de Comercio e Inversiones en Washington. Esta oficina está especializada en el asesoramiento para acceder a licitaciones de organismos multilaterales internacionales como el BID o el Banco Mundial.
Jaume Adrover, CEO de GPA, asegura que “estos países comparten la sensación de que están perdiendo oportunidades en el sector del transporte de pasajeros como motor de desarrollo de turismo, de atracción de inversión extranjera y de generación de más actividad económica. Son estados pequeños en población, pero en un área geográfica estratégica, donde la penetración de las compañías de bajo coste es en general pequeña y necesitan estimular su crecimiento favoreciendo la competitividad”.
GPA deberá diseñar una hoja de ruta que incluya medidas de integración de los diferentes espacios aéreos que les permita ser más competitivos. Asimismo, también deberá analizar las barreras reguladoras existentes que estén dificultando la entrada de nuevas compañías en los mercados, así como si los precios que se pagan en las rutas son de mercado.
“Una persona que quiera volar de San Salvador a Managua paga unos 600-800 dólares por un vuelo de una hora. Esto significa que los precios entre estos países son similares a lo que les cuesta a los Estados Unidos”, ejemplifica Adrover.
Esto supone que «los mercados no faciliten el crecimiento económico y social que suele llevar la aviación”, según el CEO de GPA. Por ello, asegura que su trabajo durante el año y medio de duración del proyecto también pasará por “revisar si la gestión de los aeropuertos es atractiva para las compañías con tarifas competitivas, impulsar una gestión lo más transparente posible y garantizar que los órganos de supervisión de estos países tienen suficiente capacidad para administrar lo que ocurre en el sector”.