Berlín.– “Los Estados no deben intentar ejercer su influencia sobre la entidad que resultaría de la fusión entre BAE Systems y EADS”, dijo el pasado miércoles el consejero delegado de EADS, Tom Enders, lo que refleja su preocupación por el hecho de que las tensiones políticas pueden hacer fracasar esta operación de 35.000 millones de euros.
Enders indicó a los parlamentarios alemanes que el papel del Estado, si alguno tuviera, debería reducirse a que la nueva compañía resultante sea competitiva. «Queremos crear una sociedad mucho más fuerte a nivel internacional, atrayendo a inversores, y hay muchos ejemplos que muestran que las empresas de este sector y de este tamaño no deben estar comprometidas con el Estado», dijo a los periodistas tras su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios.
Estas propuestas parecen enfrentarse a la posición de Francia, que, según una fuente del Gobierno francés, quiere quedarse en el accionariado de EADS y mantener una capacidad de influencia en esta empresa.
«Francia quiere quedarse en el capital de EADS. Nosotros queremos tener influencia en las principales decisiones. Se pueden imaginar muchas fórmulas posibles” a propósito de la participación francesa en el capital y en el consejo de administración de la nueva sociedad resultante de la fusión entre EADS y BAE Systems, según supo la agencia Reuters de fuentes gubernamentales francesas.
Actualmente, Francia tiene una participación accionarial del 15% en EADS. Alemania ni cuenta por ahora con participación directa alguna en el consorcio pero pretende retomar algunos de los títulos actualmente en poder del fabricante de automóviles alemán Daimler, a través del banco KFW de propiedad estatal.
Según la legislación británica sobre fusiones y adquisiciones, EADS y BAE tienen hasta el 10 de octubre para definir un plan detallado de la fusión, pero los rumores de prórroga son cada vez más intensos. París, por su parte considera corto este plazo, dada la complejidad de los temas sobre el tablero.