París.- El accidente del avión Concorde, ocurrido el 25 de julio de 2000 en el aeropuerto parisino de Roissy y que causó la muerte de sus 100 pasajeros, nueve tripulantes y cuatro personas más que estaban en el lugar donde cayó, volvió ayer a los tribunales franceses para ver el caso en apelación.
La tragedia provocó también la suspensión de los vuelos supersónicos civiles y el cierre del denominado programa Concorde, cuyos aparatos cubrían la ruta París-Nueva York.
Después de cuatro años de investigación, la justicia francesa responsabilizó del percance a la aerolínea estadounidense Continental Airlines, uno de cuyos aviones, concretamente un DC 10, perdió una pequeña placa metálica durante su aterrizaje. Al hacer el recorrido para su despegue, el Concorde pasó sobre dicha lámina, la cual provocó una reacción en cadena al explotar un neumático y perforar un depósito de combustible, causa final del desastre.
Según la sentencia, la placa en cuestión era de titanio y no de aluminio como especifican las normas de construcción, y además había sido mal ensamblada. Los jueces exoneraron en esa oportunidad a tres expertos de la aeronáutica francesa. Continental, en cambio, fue condenada a una multa de 200.000 euros y a pagar un millón de euros por daños y perjuicios a Air France. Un empleado de la aerolínea norteamericana fue condenado a 15 meses de cárcel.
En el juicio iniciado ayer, que durará hasta el próximo 9 de mayo, se revisarán de nuevo todas las pruebas y no se descarta la aplicación de otras condenas. Seis son los imputados, entre ellos, la compañía estadounidense Continental Airlines. Algunos de los acusados ya presentaron recursos de inconstitucionalidad contra el proceso, cuya resolución está pendiente.