Madrid.- La gran tormenta solar que afectó a la Tierra el pasado martes obligó a desviar la ruta de algunos aviones comerciales que sobrevolaban los polos e hizo temer por mementos que pudiera estropear los satélites, por lo que los equipos de operaciones en la Agencia Espacial Europea (ESA) y otras organizaciones siguieron de cerca la tormenta.
Una gran erupción solar desencadenó el pasado lunes una eyección de masa coronal que se desplazó a 1.400 kilómetros por segundo y que alcanzó la Tierra al día siguiente. Se trata de la mayor tormenta solar que ha afectado a la Tierra en ocho años y que obligado a desviar la ruta de algunos aviones comerciales que sobrevolaban los polos. Compañías como Delta Air Lines tuvieron que desplazar varios vuelos entre Asia y Estados Unidos para evitar el impacto de la erupción solar.
Según la ESA, una eyección de masa coronal (CME) es una nube gigante de plasma magnetizado que parte de la atmósfera del Sol, la corona, hacia el espacio interplanetario. Ocurren a menudo asociadas a las erupciones solares. Esta eyección de masa coronal fue detectada por los satélites SOHO (de la ESA y la Nasa) y Stereo (Nasa).
Las CMEs pueden producir tormentas geomagnéticas cuando alcanzan la Tierra, entre dos y seis días después de su emisión. La erupción solar se produjo a las 03:59 GMT del pasado lunes, y provocó el chorro de protones más potente desde 2005.
Es probable que esta CME genere en la Tierra tormentas geomagnéticas menores. Lo más probable es que no causen efectos graves en la infraestructura -como las redes de telefonía-, pero sí podría dar lugar a auroras en las latitudes altas.
La erupción solar fue más intensa que la media y la tormenta de protones es la primera fuerte en los últimos siete años, pero no se esperan efectos visibles en tierra.