Washington.- EE UU podría estar sopesando la posibilidad de crear una red de bases secretas para aviones no tripulados por todo el mundo, fortaleciendo de este modo su control de los procesos mundiales
Este año una nueva base secreta fue erigida en la Península Arábiga.
Durante los tres años de la Administración Obama fueron producidas unas 770 unidades de drones y se esperan varios centenares más. Los resultados obtenidos en la lucha antiterrorista con estos aviones no tripulados han sido significativos; el mayor de ellos fue el abatimiento del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Para este combate, el país no rechazó ningún método, usando también este tipo de aviones para eliminar a sospechosos de terrorismo.
Sus méritos son indudables, ya que no ponen en peligro las vidas de los pilotos estadounidenses. Después de que los drones fueran usados extensivamente en las guerras en Irak y Afganistán y en las operaciones antiterroristas en Pakistán y Yemen, su producción se disparó.
Los especialistas destacan que mientras que no se pueda detener la evolución de estos aparatos letales, el objetivo más importante es no dejarlos perjudicar a ciudadanos inocentes. Nadie se atreve a expresar las dudas de manera abierta, ya que el programa es secreto: la Casa Blanca casi no divulga los detalles. Solo algunos comités gubernamentales tienen acceso limitado a la información sobre las operaciones llevadas a cabo con ayuda de los drones.