Madrid.- La comunidad científica internacional ha otorgado el premio SHM Lifetime Achievement Award al profesor Jesús Alfredo Güemes, catedrático de Ciencia de los Materiales, de la Universidad Politécnica de Madrid, por su contribución a la monitorización estructural.
El empleo de sensores integrados para aplicaciones aeroespaciales marca un hito en la investigación en estructuras y materiales compuestos. Una carrera ligada al campo de los materiales compuestos ha hecho del profesor Güemes, director del departamento de Materiales y Producción Aeroespacial de la ETSI Aeronáuticos, un experto internacionalmente reconocido y una autoridad en lo relacionado con sensores integrados y las denominadas estructuras inteligentes (“smart structures”).
Este catedrático de la UPM ha centrado su actividad investigadora en proyectos que desarrollan sensores de fibra óptica y destaca la creación por su parte, en 1997, de un laboratorio para grabar redes de Bragg, unos sensores para medidas de temperatura y deformación; siendo éste uno de los primeros centros de Europa de este tipo asociado a una institución pública.
Su etapa más reciente ha estado unida a la detección de daño en estructuras. La fibra óptica se configura como una herramienta principal para pruebas de vigilancia de salud estructural y ha sido el concepto central de muchos de sus proyectos.
Pero “además de la contribución científica pura, ha tratado de aumentar la conciencia y el interés de la comunidad aeroespacial europea en torno a la vigilancia de la salud estructural”, explica en su propuesta de nominación el profesor Christian Boller, director del Fraunhofer Institut for NDT, de Alemania.
Esta defensa de la monitorización estructural (SHM), siendo pionero en impulsar su investigación y difusión, le ha valido el premio SHM Lifetime Achievement Award, concedido durante el último Congreso Internacional de Monitorización de Daño Estructural (IWSHM) celebrado en la Universidad de Stanford (California) en el mes de septiembre.
La monitorización estructural (SHM) se entiende como un conjunto de técnicas que permiten conocer la solicitación mecánica a la que está sometida una estructura, y el desarrollo de sistemas incorporados en la estructura que detecten la aparición de grietas que supongan un riesgo estructural.
Otro de los logros del profesor Güemes lo constituye despertar el interés de un gran número de estudiantes en los “composites inteligentes” durante sus treinta años de dedicación activa a la Universidad. Estas estructuras inteligentes se logran incorporando a la estructura convencional una red de sensores que aumentan su funcionalidad, ya que éstos, de forma permanente, recogen los datos durante toda la vida útil de la estructura.
Los datos recibidos se procesan automáticamente y se reducen a señales de alerta cuando se produce una sobrecarga estructural, cuando se detecta un daño o cuando es necesario elaborar informes de la fatiga acumulada de la estructura.
Actualmente muchos de los elementos estructurales de un avión se retiran de servicio en función de su número de horas de vuelo, con independencia de las condiciones reales de operación a que han estado sometidos. Con las estructuras inteligentes sería posible para el sistema decidir cuándo un elemento estructural requiere ser sustituido o reparado, eliminando la necesidad de inspecciones preventivas y sustituyendo el actual mantenimiento programado por un mantenimiento “a demanda”, lo que reduciría costes y permitiría una gestión más eficiente de la flota.