Todo hace indicar que afrontamos una larga campaña o precampaña de elecciones generales. Si por el humo se sabe por dónde anda el fuego, la agenda de inauguraciones de terminales aeropotuarias y demás infraestructuras y servicios aeronáuticos nos puede dar una idea del próximo calendario electoral.
Como síntoma o demostración de tal aserto, ya nos dio buena cuenta en vísperas de las recientes elecciones autonómicas y municipales la inauguración del flamante aeropuerto de Castellón, un aeródromo que, meses después de su inauguración, aún muestra su espléndida oquedad de conjunto vacío de aviones y servicios, donde sólo vuelan los pájaros, ya que ni siquiera cuenta con las debidas licencias del órgano regulador para despegar.
Pues prepárense para los meses que se avecinan. Abróchense los cinturones. Despegamos. Todo indica que estamos en campaña. El Ministerio de Fomento y Aena -o Aena y Fomento, que tanto monta para lo que nos ocupa- ya han lanzado señales de humo. La pasada semana sus órganos de comunicación anunciaban mensajes concretos: “Concluyó la obra civil de la segunda pista del aeropuerto de Málaga”, “El ministro de Fomento presidió la inauguración de la nueva terminal del aeropuerto de La Palma”, “El ministro José Blanco presentará la nueva terminal del aeropuerto de Santiago el 17 de septiembre”.
¿Es casualidad esta coincidencia de anuncios en los mismos días? Quienes están en el ajo de lo que se cuece en el mundillo político se malician que no. Máxime si, como parece, justo en fechas procedentes, el Ministerio del Interior sacó a concurso restringido con carácter de urgencia la producción de sobres y papeletas para la próxima -¿inminente?- jornada electoral.
¿Serán las elecciones generales en otoño o en primavera? Sean cuando fueren, hay que atenerse a la normativa y la Ley Orgánica 2/2011, de 28 de enero, de modificación de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, concretamente en su artículo 50, establece que: “desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos, o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones. Asimismo, durante el mismo período queda prohibido realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos, cualquiera que sea la denominación utilizada, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en dicho periodo”.
Es decir, que convocados los próximos comicios, el Gobierno actual no podrá inaugurar o presentar -“cualquiera que sea la denominación utilizada”- y, en consecuencia, retransmitir mediáticamente terminales, infraestructuras y servicios o proyectos de éstos. Así que ¿qué obras hay pendientes por ahí? Pues a inaugurar y presentar acelerada y precipitadamente cuantas estén al caer.
El señalamiento con casi tres meses de antelación de la fecha del 17 de octubre para la “presentación” -ojo, que no inauguración- de la nueva terminal de Santiago de Compostela por el ministro de Fomento, acompañado seguramente del director general de Aviación Civil y del presidente de Aena, todos ellos con denominación de origen en la comunidad autónoma gallega, podría no haber sido elegido al azar. Si como algunos observadores políticos pronostican, fuésemos citados ante las urnas para el domingo 27 de noviembre próximo, prácticamente desde primeros de octubre no podrían ser inaugurados ni presentados, por imperativo legal, servicios, proyectos, terminales ni otras realizaciones aeronáuticas.
La ya citada Ley Orgánica del Régimen Electoral establece en su artículo 42 que “en los supuestos de elecciones a Cortes Generales en las que el presidente del Gobierno haga uso de su facultad de disolución anticipada expresamente prevista en el ordenamiento jurídico, los decretos de convocatoria se publican, al día siguiente de su expedición, en el Boletín Oficial del Estado. Entran en vigor el mismo día de su publicación. Los decretos de convocatoria señalan la fecha de las elecciones que habrán de celebrarse el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria”.
Echen cuenta ustedes mismos. Si las próximas elecciones generales son el 27 de noviembre, la disolución anticipada de las Cortes y convocatoria electoral se habrá de producir a primeros de octubre. Lo que quiere decirse que en septiembre tendrán que quedar inaugurados todos los pantanos, digo todos los aeropuertos, sus terminales y sus servicios y proyectos. Por si acaso.