París.- El A330 de Air France, que volaba hace dos años entre Rio de Janeiro y París, cayó al Atlántico con 228 personas a bordo en apenas tres minutos y medio sin que sus pilotos lograran recuperar el control del avión tras una disfunción en las mediciones de velocidad, según el informe oficial de la Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA).
El informe, basado en la lectura de las dos cajas negras y divulgado el pasado viernes en París, señala que el piloto automático del A 330 se desconectó después de que los pilotos advirtieran una posible turbulencia y antes de su caída al océano.
Con la alarma de pérdida del avión activada y sin que los pilotos encontrasen «indicaciones
válidas», el avión se precipitó al Atlántico desde una altura de unos 38.000 pies, más de 10.000 metros. Su velocidad de caída fue de unos 3.000 metros por minuto.
Según el informe, en el momento de iniciarse el accidente había dos copilotos al mando del avión, pues el comandante se hallaba descansando y volvió a la cabina cerca de un minuto y medio después de la desconexión del piloto automático.
La BEA, que evitó determinar las causas del accidente en este primer informe y se limitó a describir hechos, anunció la publicación de un análisis preliminar para finales del próximo mes de julio.
El informe señala que como dos horas y media después de despegar de Río y un cuarto de hora antes de la caída del avión, los pilotos advirtieron la existencia de una turbulencia y se les indicó el riesgo de subir por encima de las nubes debido a las variaciones de temperatura que eso implicaría. Después de este hecho, el comandante se retiró a descansar.
Unos 10 minutos más tarde, después de que el nivel de turbulencia aumentara levemente
y la tripulación decidiera reducir la velocidad, el piloto automático se desconectó. Uno de los copilotos aseguró que “tenía los controles”. Pero, los otros copilotos advirtieron una disfunción en las mediciones de velocidad y decidieron aumentar el ángulo de escalada para llevar al avión de 35.000 pies a 38.000 pies, la altura máxima que alcanzó.
Mientras llamaban insistentemente al comandante, la alarma de pérdida del avión se activó nuevamente. Cuando el comandante volvió a la cabina, «los registros de velocidad del avión se volvieron inválidos y la alarma de pérdida se paró». Sin embargo, no hay certeza de que el comandante llegara a tomar de nuevo los controles del avión.
El informe de la BEA indica que «los motores estaban operativos y siempre respondieron a las órdenes de los pilotos». Pero como un minuto antes de impactar contra el agua, los copilotos a cargo del avión, de 32 y 37 años de edad según la prensa francesa, advirtieron que habían perdido información sobre la velocidad de vuelo. «No tengo ninguna indicación», dijo uno de ellos. «No tenemos ninguna indicación que sea válida», dijo otro. Menos de un minuto antes de impactar contra el Atlántico, mientras los dos pilotos intentaban manipular los controles del avión, uno de ellos pareció ceder el esfuerzo a alguien: «Adelante, tienes los comandos», dijo, desconociéndose a quién se refirió exactamente, si al otro piloto o al comandante.