Nueva York.- Wikileaks, la organización internacional que a través de su web publica informes y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes, ha entrado en la “guerra” de competencia entre los constructores aeronáuticos norteamericano y europeo, Boeing y Airbus.
Según los cables diplomáticos filtrados a Wikileaks y publicados por el diario “The New York Times”, los gobiernos de Estados Unidos y de Francia presionaron a diversos gobiernos extranjeros para que éstos compraran aviones construidos por Boeing o Airbus.
Conforme a lo publicado por el diario neoyorquino y recogido por AFP, diplomáticos norteamericanos pugnaron a favor de Boeing en contratos multimillonarios con el argumento de que eran cruciales para el crecimiento de la economía estadounidense. Entre estos mensajes, destaca el que da cuenta de una respuesta favorable por parte del rey saudita en 2006 a un pedido personal del presidente George W. Bush para que comprara 43 Boeing para la compañía Saudi Arabian Airlines y otros 13 para la flota real. Pero el rey «quería tener toda la tecnología que su amigo, el presidente Bush, tenía en el Air Force One», añade el cable citado por el rotativo. Cuando el monarca tenga su avión particular equipado con la tecnología más avanzada del mundo en telecomunicaciones y defensa, «si Dios quiere, tomará una decisión que le resultará por demás satisfactoria», agrega el mensaje diplomático. En noviembre, la aerolínea anunció que había firmado un contrato con el fabricante estadounidense para 12 nuevos 777-300ER por unos 3.300 millones de dólares. El departamento de Estado confirmó al diario que había autorizado el «arreglo» del avión del rey, pero rehusó dar detalles por asuntos de seguridad.
También Airbus recibió ayuda similar de parte del presidente francés: los cables describen, entre otros, una encarnizada lucha en 2007 entre la administración Bush y Nicolás Sarkozy para obtener un contrato con Bahrein. La diplomacia estadounidense ganó el pulso ligando la firma del contrato a una visita de Bush en enero de 2008, la primera de un presidente de EE UU en ejercicio al emirato, señaló el diario.
Turquía, por otra parte, quería tener a su propio astronauta en un vuelo del transbordador espacial estadounidense justo cuando la compañía Turkish Airlines estudiaba la compra de 20 aviones, según los cables diplomáticos ahora desvelados. Hace un año, el ministro turco de Transporte, Binali Yildirim, se reunió con el entonces embajador de EE UU en Ankara y dejó claro que Turquía quería ayuda para su programa aeroespacial. «La cooperación en esa área creará el entorno adecuado para las negociaciones comerciales», dijo Yildirim al diplomático.