París.- Satélites como Meteosat de Tercera Generación y los ‘Sentinels’ del programa de Vigilancia Mundial del Medio Ambiente y la Seguridad (GMES) garantizarán una correcta monitorización de las nubes de cenizas volcánicas en un futuro próximo.
Volar a través de una nube de cenizas volcánicas es peligroso, ya que las partículas en suspensión pueden provocar el fallo de los motores del avión. De hecho, el pasado 28 de octubre, un Airbus de la compañía aérea Thomas Cook Scandinavia cruzó la nube de cenizas del volcán Merapi en su ruta desde Indonesia hacia Arabia Saudí. Al hacer escala en Batam, descubrieron que los motores habían sufrido serios daños y necesitaban ser sustituidos.
Los Centros de Vigilancia de Cenizas Volcánicas (VAACs) son los responsables de recopilar información sobre las nubes de cenizas y de evaluar los riesgos que suponen para la aviación. El VAAC Darwin, en Australia, está utilizando datos obtenidos por los satélites de observación de la Tierra para analizar la situación en el espacio aéreo de Indonesia.
Andrew Tupper, de la Oficina de Meteorología, comenta que “los datos enviados por la ESA en tiempo real han sido de gran utilidad para el trabajo del VAAC Darwin; esperamos descubrir nuevas aplicaciones tras un análisis más detallado”.
Los satélites facilitan a los VAACs información sobre la concentración de cenizas y de gases como el dióxido de azufre en la atmósfera, resultado de una erupción volcánica. Cuando se detecta un pico en la concentración de dióxido de azufre, la ESA envía una alerta en tiempo real por correo electrónico, acompañada de un mapa de la región donde se ha detectado la concentración anómala.
Este Servicio de Apoyo al Control Aéreo está basado en los datos obtenidos por el satélite Envisat de la ESA, el satélite MetOp de Eumetsat y el satélite Aura de la Nasa. La animación de la derecha muestra la evolución de la nube de dióxido de azufre desde Indonesia hacia Australia entre los días 4 y 13 de noviembre.
Para poder determinar si una aeronave puede pasar con seguridad por encima o por debajo de la nube de cenizas, y para predecir el desplazamiento de la nube, los VAACs necesitan información precisa sobre la altitud y la extensión vertical de la nube de cenizas.
La ESA comenzó el proyecto ‘Apoyo a la Aviación para la Evasión de Cenizas Volcánicas’ (SAVAA) como una demostración que combina los datos obtenidos por los satélites con mediciones de la velocidad del viento para calcular qué altura alcanzarán las nubes de emisiones volcánicas. La animación de la derecha muestra la altitud y el desplazamiento de la nube de dióxido de azufre generada por el volcán Merapi. Los trastornos en la circulación aérea causados por la nube de cenizas generada por el volcán Merapi recuerda la situación sufrida en Europa entre los meses de Abril y Mayo de este mismo año, cuando el volcán islandés Eyjafjallajoekull obligó a dejar en tierra un gran número de vuelos. En mayo, la ESA y Eumetsat organizaron un encuentro con algunos de los principales científicos del mundo en la materia para analizar cómo los satélites de observación de la Tierra pueden ayudar en la labor de los VAACs. La ESA y Eumetsat ya están trabajando para implementar las recomendaciones identificadas durante el encuentro.