Fráncfort.– La compañía aérea alemana Lufthansa detuvo ayer el despegue de uno de sus tres A380 justo antes de que partiera desde Fráncfort con destino a Tokio a instancias del piloto para volver a comprobar el tren de aterrizaje del avión, según confirmó un portavoz de la compañía, quien ha asegurado que finalmente no existía ninguna problema en el aparato.
Los 395 pasajeros del vuelo se vieron obligados a abandonar el aparato tras la petición del piloto y partieron rumbo a Tokio con varias horas de retraso en otro A380 de la aerolínea alemana.
La compañía aclaró que en ningún momento se ha planteado que existiera problema alguno relacionado con el motor, sino únicamente con el tren de aterrizaje.
Qantas y Singapore Airlines mantienen suspendidas sus operaciones con la flota de A380 por recomendación del fabricante de motores Rolls Royce y del constructor Airbus, para realizar un chequeo a las aeronaves por un fallo específico del motor Trent 900 de la firma británica, tras detectar fugas de aceite en algunos de sus propulsores.