Montreal.- La Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) ha respondido a la ONU que por ahora no hay normas internacionales respecto a la concentración de cenizas volcánicas que puedan implicar un riesgo para los aviones.
«Actualmente, no hay normas sobre la concentración de cenizas que puedan tener una incidencia» sobre los motores de aviones, dijo el director de la OACI, el mexicano Roberto Kobeh González, interrogado sobre la seguridad del transporte aéreo desde la erupción de un volcán islandés la semana pasada, que paralizó el tráfico en Europa. «Debemos trabajar en eso con el sector», dijo el director de la OACI. “La respuesta le corresponde sobretodo a los científicos”, añadió Kobeh.
A diferencia de otros fenómenos meteorológicos, los radares de los aviones no pueden detectar la presencia de nubes de ceniza volcánica, que pueden alcanzar las altitudes de crucero de las aeronaves. Por eso, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) sigue muy de cerca las actividades volcánicas. Cuenta con un grupo especializado en la vigilancia de volcanes para la información y alerta a las aerolíneas llamado International Airways Volcano Watch Operations Group (IAVWOG), que ha desarrollado un sistema capaz de determinar la posición exacta de las nubes de cenizas volcánicas. Esto permite a los controladores aéreos establecer las trayectorias de vuelo para que las aeronaves puedan evitarlas.
Sin embargo, El IAVWOG discutió hace tres años la posibilidad de establecer un protocolo de seguridad para determinar en qué casos de erupción podría ser considerado «seguro» el paso de los aviones. Esta iniciativa fue paralizada por las «reticencias» expresadas por las aerolíneas a la hora de discutir esta cuestión, según publicó el pasado fin de semana el diario británico “The Guardian”.
El IAVWOG, que cuenta con nueve centros de avisos de cenizas volcánicas en el mundo (Londres, Toulouse, Washington, Buenos Aires, Wellington, Darwin, Montreal, Anchorage y Tokio), pone en práctica regularmente ejercicios en los que se simula la erupción de un volcán con emisiones de cenizas al espacio aéreo. En ellos participan compañías aéreas, proveedores de servicios de tráfico aéreo, autoridades aeronáuticas, institutos meteorológicos y observatorios vulcanológicos, con el objetivo de practicar y mejorar las respuestas ante estos fenómenos, a la vez que les permite coordinarse en procedimientos y planes de contingencia de cada región.
A este simulacro se le conoce como VOLCEX (Volcanic Excercise) y el último tuvo lugar el pasado 2 de marzo, con virtuales erupciones de un volcán en la isla de Faial, en Azores. Una primera erupción provocó una nube volcánica que cubría el espacio aéreo de Lisboa y se extendía a través de España por el centro y norte de Europa. Una segunda erupción emitió otra nube que se dirigía al sur, en dirección a Canarias. La compañía aérea española Iberia participó en este simulacro de actuación ante erupciones volcánicas que puedan afectar a los vuelos. El próximo simulacro estaba previsto para el mes de noviembre, casualmente en Islandia.