Bruselas.- Mientras los eurodiputados debaten quién debe financiar el coste de la implantación de los nuevos sistemas de seguridad en los aeropuertos urgidos por la proposición de directiva de la Comisión Europea, se ha conocido que los responsables de la Eurocámara ha puesto a la venta sus propios escáneres corporales sin haber hecho uso de los mismos.
Según revela hoy Euronews, dichos equipos, que costaron en su día 720.000 euros, hoy los venden a mitad de precio. La razón es que se han quedado algo obsoletos a nivel tecnológico sin haberse estrenado. No en vano llevan ocho años en los sótanos de la Eurocámara, que los adquirió tras los atentados del 11 de septiembre.
La oferta pública lanzada el 15 de enero a través del diario oficial de la Unión se ha cerrado ya; aunque el nombre del adquiriente no se conocerá hasta el 12 de marzo. Son seis aparatos “Rapiscan Secure 1000”, idénticos a los que se emplean en Afganistán con fines militares.
Ahora bien, los europarlamentarios no supieron de su existencia hasta diciembre de 2008. En pleno debate sobre la conveniencia de su uso, la eurodiputada liberal Jeanine Hennis-Plasschaert comenta que los eurodiputados no están “en contra de los escáners corporales, como tales, pero necesitamos que se establezcan criterios sobre su uso y para salvaguardar la privacidad de los pasajeros. Nos sorprendió muchísimo descubrir que la Eurocámara había adquirido varios escáners corporales”.
Después de la tentativa de atentado del 25 de diciembre en el vuelo Amsterdam-Detroit, varios países europeos han instalado ya en sus aeropuertos escáners corporales. Bruselas debe presentar en abril, un estudio sobre su eficacia y sus efectos sobre la salud.