Madrid.- El observatorio de rayos-X de la ESA, XMM-Newton, celebró ayer su décimo aniversario. Durante esta década de operaciones, este extraordinario observatorio orbital ha proporcionado nuevos datos en cada ámbito de la astronomía.
Desde nuestro transfondo cósmico hasta los límites más lejanos del Universo, XMM-Newton ha cambiado nuestra forma de ver el espacio.
El 10 de diciembre de 1999, un Ariane 5 despegó desde el Puerto Espacial Europeo en Kourou, Guayana Francesa, transportando un satélite de 10 m de longitud, XMM-Newton. Fueron necesarios ocho días de maniobras para alcanzar la órbita terrestre necesaria para sus operaciones, una trayectoria de alta excentricidad que se extiende hasta un tercio de la distancia a la Luna. Pocos días más tarde, los tres módulos de espejos cubiertos de oro de XMM-Newton empezaron a focalizar rayos-X sobre sus cinco instrumentos. Una cámara de monitorización óptica permite a los astrónomos apuntar el telescopio a sus objetivos. Lo que comenzó como una pequeña fuente de nuevos datos pronto se convirtió en una auténtica avalancha, con la publicación de más de 2200 artículos de investigación basados en las observaciones realizadas por XMM-Newton.
Los rayos-X se generan en el Espacio en las condiciones más extremas. Pueden ser generados en los intensos campos gravitatorios y magnéticos que rodean a ciertos objetos celestes, como las estrellas de neutrones o los agujeros negros, o cuando nubes de gas gigantes colisionan con cúmulos de galaxias.
XMM-Newton ha destacado en el estudio de los agujeros negros o, para ser más precisos, en el estudio de su entorno. Al identificar los rayos-X emitidos por los átomos de hierro, demostró cómo los agujeros negros retuercen el tejido espacio-temporal alrededor de sí mismos. También ha revelado cómo crecen los agujeros negros supermasivos y cómo condicionan la evolución de las galaxias más masivas del Universo, y ha seguido el desarrollo de las estructuras más grandes del Espacio: los cúmulos de galaxias. También ha rastreado la producción y la dispersión de los elementos químicos pesados en las explosiones de estrellas, y ha detectado una intensa actividad magnética en estrellas jóvenes similares a nuestro Sol.
XMM-Newton ha descubierto también que Marte tiene una atmósfera bastante más espesa de lo que inicialmente se pensaba. La tenue capa exterior del Planeta Rojo, conocida como su exosfera, se extiende hasta seis veces el radio de Marte. También descubrió que los cometas de hielo procedentes del Sistema Solar exterior emiten rayos-X. Quizás uno de los resultados más extraordinarios fue que XMM-Newton localizó una zona caliente en una estrella de neutrones, a una distancia de 552 años-luz. Esta zona tenía simplemente 60 m de diámetro, ínfima para ser detectada con tanta claridad desde la órbita terrestre. El satélite realizó descubrimientos similares en otras dos estrellas de neutrones.