Madrid.- Un mes después del accidente del Boeing 737-800 MAX de la compañía aérea Ethiopian Airlines, que había sido precedido por la tragedia de otro avión del mismo modelo de la aerolínea indonesia Lion Air, siguen en tierra los 371 aviones 737 MAX que estaban operativos, lo que sumado a la ralentización de nuevas entregas eleva los costes a unas cifras significativas.
El pasado 10 de marzo, un 737-800 MAX de la compañía aérea Ethiopian Airlines con 149 pasajeros y ocho tripulantes a bordo se estrelló poco después de despegar del aeropuerto internacional de Bole, cerca de Adis Abeba, cuando volaba a Nairobi, la capital, de Kenia.Las circunstancias de este accidente eran muy similares a las que meses antes, concretamente, el 29 de octubre, registró otro avión idéntico de la compañía aérea indonesia Lion Air con 188 pasajeros a bordo, que se estrelló en el Mar de Java, en Indonesia, mientras volaba desde Yakarta hasta Pangkal Pinang.
Inmediatemente, tras el siniestro último ocurrido en Addis Abeba, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) decidió suspender en Europa todas las operaciones con aviones de los modelos de Boeing 737 MAX-8 y 737 MAX-9.
Luego fue el propio constructor aeronáutico, Boeing, quien tras consultar con la Administración Federal de Aviación de los EEUU (FAA), la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de los EEUU (NTSB), otras autoridades de aviación y sus clientes en todo el mundo, decidió que los 371 aviones del modelo 737MAX que existen actualmente se queden en tierra.
Finalmente, son las propias compañías aéreas las que programan su campaña de verano teniendo en cuenta un aplazamiento más o menos largo de la entrada en funcionamiento de suss B 737 MAX y algunas, incluso, negocian con el constructor aeronáutico norteamericano indemnizaciones por la parálisis de sus flotas.