Berlín.- El nuevo aeropuerto Brandenburg Willy Brandt de Berlín, que tenía prevista originariamente su inauguración en junio de 2012 con un coste inicial de 2.250 millones de dólares, lleva ya gastados 8.200 millones de dólares y cada mes que permanece sin abrir cuesta entre 10 y 11 millones de dólares, según respondió Engelbert Lütke Daldrup, jefe de la comisión encargada de la construcción, a una pregunta parlamentaria.
Tal como informa la BBC, en el nuevo aeropuerto berlinés financiado por la ciudad, el estado y la nación alemana, docenas de puertas están listas para recibir a los aviones. Las pantallas muestran información de vuelos simulada en tiempo real. Terminales relucientes esperan que lleguen los pasajeros. La infraestructura aeroportuaria alemana se ve igual que cualquier otro aeropuerto moderno importante en Europa, excepto por una gran diferencia: todavía está vacío siete años después de la fecha prevista para su inauguración.
Alemania puede ser conocida por su eficiencia e ingeniería refinada, pero cuando se trata del nuevo aeropuerto fantasma de Berlín, esta reputación no podría estar más lejos de la verdad. El aeropuerto se ha convertido en una especie de chiste entre los berlineses y es una fuente de frustración para los políticos locales, líderes empresariales y residentes.
La planificación del nuevo aeropuerto comenzó después de la caída del Muro de Berlín, en 1989. En ese momento quedó claro que la capital recién reunificada necesitaría un aeropuerto moderno, con una capacidad mucho mayor que la del par de aeropuertos creados durante la Guerra Fría: Tegel (en la antigua Berlín Occidental) y Schönefeld (en la antigua Berlín Oriental). La ciudad comenzó la construcción del nuevo aeropuerto en 2006, con el entendimiento de que tanto Tegel como Schönefeld cerrarían cuando éste abriera.
La primera señal importante de que algo estaba mal se produjo en el verano de 2010, cuando la corporación que gestiona la construcción, Flughafen Berlin-Brandenburg, controlada por el gobierno estatal y federal, postergó la apertura de octubre de 2011 a junio de 2012.
En 2012 realmente parecía que el aeropuerto abriría: la ciudad planeó una ceremonia a la que iba a asistir la canciller Angela Merkel. Pero menos de un mes antes, los inspectores encontraron problemas importantes con el sistema de seguridad contra incendios y volvieron a postergar la apertura hasta 2013. No fue solo el sistema de alarmas contra incendios: posteriormente surgieron una serie de otros problemas serios. Más de 90 metros de cable fueron instalados incorrectamente. Unas 4.000 puertas fueron numeradas erróneamente. Las escaleras mecánicas eran demasiado cortas. Hubo tal escasez de mostradores de check-in que los planificadores propusieron que algunas aerolíneas verificaran a sus pasajeros en las carpas frente a la terminal, algo a lo que las aerolíneas naturalmente se opusieron.
Cuanto más se extendían las demoras, más problemas encontraron los inspectores. El liderazgo de la corporación de planificación ha cambiado de manos casi tantas veces como se retrasó la fecha de apertura.
Inicialmente, en lugar de designar a un contratista general para dirigir el proyecto, la corporación decidió administrarlo ellos mismos a pesar de no tener experiencia con una construcción de ese porte, una decisión que para algunso expertos, fue el primer gran error que contribuyó a todos los posteriores, lo que agrava aún más los retrasos es que el aeropuerto no utilizado está acumulando costes masivos.
Según la corporación aeroportuaria, estos costes incluyen "construcción, mantenimiento técnico, gestión de instalaciones y servicios de seguridad". Su portavoz, Kathrin Westhölter, indicó que aproximadamente de 300 a 500 personas trabajan regularmente en el edificio de la terminal principal.
El coste de la limpieza, el mantenimiento, las reparaciones y la energía para las terminales que los pasajeros nunca han utilizado es tan alto que los titulares sobre el tema son casi cómicos. Por ejemplo, a principios de este año, todos los 750 monitores que mostraban información de vuelo simulada tuvieron que ser reemplazados -a un coste de 563.000 dólares- porque se habían quemado después de años de uso. En 2013, un fallo de computación significó que los planificadores no pudieron apagar las luces en la terminal (esto ya ha sido arreglado). Y los trenes llegan vacíos a la estación del aeropuerto todos los días de la semana.
Algunos han sugerido que Berlín debería simplemente rendirse y comenzar de nuevo. A principios de este año, un ejecutivo de Lufthansa incluso predijo que el aeropuerto nunca se abriría. Casi al mismo tiempo, la emisora alemana Deutsche Welle publicó una tribuna en el mismo sentido: "¡Derriba el aeropuerto sin terminar de Berlín y comienza de nuevo!".
Suponiendo que todo vaya bien, el aeropuerto debería abrir en octubre de 2020. La corporación de planificación del aeropuerto mantuvo esa estimación hasta octubre de 2018, a pesar de reconocer que todavía hay una "variedad de defectos" por resolver. El aeropuerto también tendrá que someterse a inspecciones exhaustivas, programadas para comenzar el próximo año, antes de que pueda abrirse.