Madrid.- El cosmonauta ruso Alexandr Ivanovich Lazutkin ha relatado el pasado viernes a los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIA) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) cómo sobrevivió al accidente más grave ocurrido en el espacio cuando chocó la nave Progress con la estación espacial Mir.
“Antes de iniciar mi vuelo espacial pregunté por el número de incidencias o situaciones de emergencia podrían darse y la respuesta que recibí fueron tres, cuatro, cinco a lo sumo. Pues bien, a los 9 minutos ya tuve la primera, pues se rompieron las antenas. A las 24 horas, un problema en la dirección y también falló el sistema de control para acoplar la nave a la estación espacial rusa Mir y hubo que hacerlo manualmente”
Los 184 días que Lazutkin pasó en el espacio suman un cúmulo de problemas críticos que incluyen un incendio que rompió el sistema que regulaba la temperatura y el suministro de oxígeno de la nave, un fallo eléctrico que dejó todo a oscuras y, lo más grave, el choque de la nave Progress contra la estación espacial y que la tripulación tardó dos meses en arreglar. El regreso y aterrizaje en la Tierra tampoco fue sencillo como ha contado el astronauta.
Aun así, Lazutkin supo cómo actuar en cada momento, de todo extrajo un aprendizaje para la vida y se queda con haber podido “escuchar el silencio cósmico y ver la oscuridad espacial”, lo que demuestra la personalidad del condecorado como Héroe de la Federación Rusa.
En su visita a la ETSIAE estuvo acompañado del astronauta español y profesor de la UPM, Pedro Duque, que ha recalcado la figura de los ingenieros. “Cuando algo falla hay que saber cómo resolverlo y tenerlo en cuenta para el futuro y ese es el trabajo de los ingenieros”, sostuvo.
Como reconoce el propio Lazutkin, “la preparación de los astronautas es muy completa y en los problemas acaecidos en mi vuelo no eché en falta conocimientos concretos. Aunque somos ingenieros, los astronautas nos formamos también en Medicina, Astrofísica, Biología, etc.”, explicaba. “Además, nos entrenan para saber tomar decisiones ante una situación de estrés, para no caer en el pánico, aunque eso no significa que no tengamos miedo".
Antes de despedirse, Alexander Lazutkin firmó en el libro de honor de la ETSIAE reservado a los visitantes ilustres del centro.