Moscú.- Rusia ha puesto en marcha un nuevo programa de exploración lunar cuyo lanzamiento está previsto para 2018, tras un paréntesis de 40 años. Se trata de Luna25, un proyecto que utilizará el legado de anteriores misiones lunares soviéticas como el Luna24, que regresó a la Tierra en 1976.
El programa consta de tres misiones que, a diferencia de sus predecesoras, se dirigirán a los polos lunares, que fueron escasamente explorados durante los anteriores proyectos lunares de 1960 y 1970.
Así, la nave espacial de Luna25 deberá aterrizar en 2018 en las proximidades del polo sur lunar y analizar muestras del regolito (capa de minerales no consolidados) in situ. Por su parte, Luna26 estudiará la Luna desde la órbita polar baja (aproximadamente 50-100 kilómetros). Una vez completada la misión principal, la nave espacial elevará la órbita a unos 500 kilómetros para estudiar los rayos cósmicos (experimento LORD). Su lanzamiento está previsto para 2019.
En cuanto a la misión de aterrizaje Luna27 también estudiará el regolito lunar in situ y se lanzará en el año 2020. La ESA está considerando la posibilidad de instalar un taladro y un dispositivo de muestreo en la nave espacial.
Todas estas misiones se incluyen actualmente en el próximo programa espacial federal de Rusia para 2016-2025, que actualmente está estudiando el Gobierno. Además, se trabaja con la Agencia Espacial Europea para establecer una cooperación beneficiosa para la exploración lunar.
El siguiente paso, después de las primeras tres misiones, es realizar la misión Lunar Polar Sample Return para estudiar muestras polares en los laboratorios de la Tierra. Varios problemas tecnológicos deben ser resueltos, como el suministro criogénico del permafrost de la Luna desde los polos.