París.- El satélite Integral de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha tenido un papel clave en el descubrimiento de un brote de rayos gamma relacionado con las ondas gravitacionales liberadas por la colisión de dos estrellas de neutrones.
El pasado 17 de agosto, un destello de rayos gamma iluminó el espacio durante casi dos segundos. Inmediatamente fue registrado por Integral y por el satélite Fermi de la Nasa.
Estos brotes cortos de rayos gamma son comunes: Integral capta unos 20 al año. Sin embargo, éste era especial, ya que segundos antes de que los dos satélites detectaran la explosión, un instrumento totalmente distinto lo hizo en la Tierra.
Uno de los dos detectores del Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO) registró desde los EE UU el paso de ondas gravitacionales, fluctuaciones en el tejido espacio-temporal causadas por potentes fenómenos cósmicos.
“Se trata de un descubrimiento histórico, ya que por primera vez se nos muestra la liberación tanto de ondas gravitacionales como de luz extremadamente energética procedentes de una misma fuente cósmica”, reconoce Erik Kuulkers, científico del proyecto Integral de la ESA.
Antes de este hallazgo, se habían confirmado ondas gravitacionales en cuatro ocasiones y, en todas ellas, su origen se encontraba en parejas coalescentes de agujeros negros que giraban entre sí.
Los dos detectores LIGO captaron este fenómeno por primera vez en septiembre de 2015, seguido de otros dos a finales de 2015 y a principios de 2017.
Recientemente, el 14 de agosto, tuvo lugar la cuarta observación de ondas gravitacionales, que también llegaron al instrumento europeo Virgo, en Italia.
Precisamente por estas detecciones, los científicos responsables de la misión LIGO fueron galardonados con el Premio Nobel de Física este mismo mes.
Las ondas gravitacionales son el único ‘mensajero’ esperable cuando colisionan agujeros negros. A partir de estas cuatro mediciones, científicos de todo el mundo comenzaron a buscar con telescopios terrestres y espaciales posibles destellos luminosos relacionados con este tipo de ondas.
“Habíamos contribuido a estas búsquedas iniciales con Integral, aunque no encontramos ninguna emisión de rayos gamma o X, como predecía la inmensa mayoría de las teorías”, explica Volodymyr Savchenko, del Centro de Datos Científicos de Integral en Ginebra (Suiza).
Esta vez, sin embargo, la historia tomó un rumbo inesperado.
Se cree que otros choques cósmicos no solo liberan ondas gravitacionales, sino también luz a lo largo del espectro electromagnético. Eso puede suceder, por ejemplo, cuando la colisión implica una o varias estrellas de neutrones, como los agujeros negros, restos compactos de lo que en algún momento fueron estrellas masivas.
También se creía que las fusiones de estrellas de neutrones podían ser la fuente de brotes de rayos gamma que tanto se buscaba, aunque aún no había observaciones concluyentes al respecto.