Lisboa.- Un dron desarrollado por Connect Robotics, una empresa emergente de una incubadora de la Agencia Espacial Europea (ESA) lleva comida caliente con toda rapidez al último habitante de una aldea remota de Portugal.
“Aunque la aldea no queda lejos, en coche se tardaría más de media hora en llevar la comida a Joaquim Reis en Podentinhos y volver, debido a las carreteras en mal estado y sin pavimentar. Nuestro dron llegó en tan solo tres minutos, sin necesidad de piloto”, explica Raphael Stanzani, de Connect Robotics.
“Un operador puede manejar seis de nuestros drones simultáneamente. El dron despega solo y tiene en cuenta la meteorología, la elevación y las rutinas de vuelo. Y, una vez entregado el paquete, regresa automáticamente”.
Connect Robotics fue fundada en 2015 por Eduardo Mendes y Raphael Stanzani. Eduardo estaba desarrollando software para controlar y hacer volar vehículos no tripulados para su doctorado cuando decidió convertir su idea en negocio.
Motivado por el potencial de los drones para transportar productos de supervivencia, ayudar a personas en situación de emergencia y reducir el aislamiento de quienes viven en regiones remotas, comenzó a explorar el mercado de la ‘distribución de último kilómetro’, de gran interés para distribuidores de artículos médicos, servicios postales y comercios minoristas, que precisan de entregas rápidas y fiables a bajo coste.
“Podemos reducir los costes un 40–60% con respecto a los servicios de mensajería convencionales, por lo que nuestros clientes pueden ofrecer entregas más rápidas a un coste mucho menor”, indica Stanzani.
“La distribución de último kilómetro puede realizarse en menos de 30 minutos desde la compra, ya que nuestros drones no se ven limitados por los atascos, las obras o las barreras naturales en zonas de difícil acceso”.
En mayo, Connect Robotics recibió una llamada del servicio postal nacional para que llevasen un paquete desde Cabo Ruivo hasta su sede en Parque das NaÇões, Lisboa. El dron tuvo que recorrer los 3 km del trayecto a una altitud de 30 m debido a la cercanía del aeropuerto, y tardó solo siete minutos.
Mendes y Stanzani están desarrollando su servicio de transporte con drones totalmente autónomos. Un teléfono inteligente a bordo controla el aparato y lo conecta a un servidor en la nube que determina la ruta de vuelo, sigue al dron y muestra su posición en tiempo real al operador.
Connect Robotics lleva en el Centro de Incubación de Empresas de la ESA desde mediados de 2015. Son un gran ejemplo de cómo una idea desarrollada por jóvenes emprendedores se puede probar desde el punto de vista empresarial, donde ya ha demostrado su valía”, subraya Carlos Cerqueira, coordinador del centro.
“Trabajar con la ESA nos parecía fundamental”; destaca Stanzani. “Ahora utilizamos el sistema Galileo para mejorar la precisión en la localización, así como protocolos y metodologías propios de las misiones espaciales para analizar la navegación, la recogida de datos y la comunicación”.
“Al formar parte de una incubadora de la ESA, los clientes y socios confían en nosotros, y además recibimos soporte técnico y empresarial para desarrollar nuestro servicio de drones”.
Connect Robotics utiliza drones de distintos constructores, incluyendo un vehículo personalizado de la empresa emergente SleekLab, que forma parte del vivero del Instituto Pedro Nunes de Coimbra, que gestiona el centro de la ESA en Portugal.
Contar con un teléfono inteligente programable a bordo es lo que permite controlar drones de distintos fabricantes y elegir distintos aparatos según los tamaños de los paquetes y los requisitos de entrega.
La empresa ya ha completado con el servicio postal varios vuelos más allá del alcance visual, pero aún queda mucho por hacer. Su idea es desarrollar puertos para drones, donde puedan aterrizar y despegar fácilmente, dejar los paquetes en consignas, generar recibos de entrega y cargar las baterías automáticamente.
“Sin duda, nuestro servicio añade valor a la distribución de paquetería pequeña y productos sanitarios. Un dron es más rápido y barato que una furgoneta de reparto, y no necesita conductor”, apunta Eduardo.
“Creemos que, en el futuro próximo, va a ser el método más utilizado para distribuir productos de pequeño tamaño”.