París.- El Comité para el Programa Científico de la ESA, reunido este miércoles, decidió seleccionar al trío de satélites LISA para la detección de ondas gravitacionales desde el espacio como la tercera misión de clase L, mientras que la misión de búsqueda de exoplanetas Plato ha pasado a la fase de desarrollo, según informó la agencia espacial.
El ‘universo gravitacional’ fue identificado en 2013 como el tema de la tercera misión de gran tamaño, L3, que buscaría fluctuaciones en el tejido espaciotemporal creadas por objetos celestes con una fuerte gravedad, como las parejas de agujeros negros en fusión.
Recordemos que la investigación para la detección de las ondas gravitacionales –ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo ha sido recientemente galardonada en España con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2017. Concretamente, los físicos Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Ronald Drever (fallecido el pasado mes de marzo) fueron los que, en los años ochenta, propusieron la construcción del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) para la detección de ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein hacía un siglo en su Teoría general de la relatividad.
Las ondas gravitacionales se resistían hasta que el LIGO las detectó en septiembre de 2015. La señal había sido provocada por la fusión de dos agujeros negros hace unos 1.300 millones de años. Desde entonces, se han detectado otros dos eventos.
Además, la misión LISA Pathfinder de la ESA ahora ha demostrado las tecnologías clave necesarias para detectar ondas gravitacionales desde el espacio. Para ello ha empleado masas de prueba en caída libre unidas por láser y aisladas de todo tipo de fuerzas internas y externas salvo la gravedad, algo imprescindible para medir cualquier posible distorsión causada por el paso de una onda gravitacional.
La distorsión afecta al tejido del espacio-tiempo a la minúscula escala de algunas millonésimas de millonésimas de metro a lo largo de una distancia de un millón de kilómetros, por lo que debe medirse con una precisión extrema.
LISA Pathfinder concluirá su misión pionera a finales de este mes y LISA, la Antena Espacial por Interferometría Láser, que también es fruto de la colaboración internacional, pasará a una fase de estudio más detallado. Tres naves, en formación triangular y separadas por 2,5 millones de kilómetros, seguirán a la Tierra en su órbita alrededor del Sol.
Tras la selección, pueden llevarse a cabo el diseño y el cálculo de costes de la misión. Después, se propone su ‘adopción’ para dar comienzo a la construcción. El lanzamiento está previsto para 2034.
Durante la reunión también se adoptó en el Programa Científico la misión Tránsitos Planetarios y Oscilaciones de Estrellas (Plato), que había sido seleccionada en 2014. Así, puede pasar de la fase de borrador a la de construcción. En los próximos meses se invitará a la industria a presentar ofertas para suministrar la plataforma de la misión.
Tras su lanzamiento en 2026, Plato vigilará miles de estrellas brillantes en una amplia zona del firmamento en busca de sutiles pero regulares disminuciones en su brillo, efecto que se produce cuando un planeta se interpone entre nosotros y la estrella, bloqueando temporalmente el paso de una pequeña parte de su luz.