Malargüe.- La ESA está invirtiendo en una serie de mejoras significativas para su estación de Malargüe, a unos 1.200 km al oeste de Buenos Aires, Argentina que se irán aplicando en dos años e incluirán un nuevo sistema principal de procesamiento de señales y la incorporación de un enlace descendente de 26 GHz que permitirá la recepción de datos de alta velocidad desde el espacio.
“Esto significa que nuestra estación de Malargüe será capaz de descargar datos de la futura misión Euclid de la ESA, por ejemplo, a 150 Mbit/s, 15 veces más rápido que en la actualidad”, explica Michel Dugast, ingeniero de estaciones de la ESA y responsable de la mejora.
“También dará soporte a misiones clave de la ESA como ExoMars 2020, BepiColombo y Juice, así como a misiones conjuntas con Rusia, Estados Unidos y Japón, entre otros”.
Los 18 meses de trabajos, que tendrán un coste de unos cuatro millones de euros, comenzarán en mayo.
Además de sus tareas rutinarias de comunicación, este año la ESA va a utilizar la antena de Malargüe para capturar señales de Cassini, la nave internacional operada por la NASA en Saturno, a más de 1.400 millones de kilómetros de distancia. Se trata de uno de los enlaces de radio más lejanos alcanzados hasta ahora por una estación europea.
La estación de Malargüe también va a desempeñar un papel fundamental en la fase de aerofrenado sobre Marte que el Satélite para el estudio de Gases Traza de ExoMars llevará a cabo este año. En el aerofrenado se aprovecha la tenue atmósfera superior del Planeta Rojo para decelerar la nave, permitiéndole alcanzar su órbita científica final consumiendo muy poco combustible.
Gracias a esa serie de mejoras tecnológicas, la antena de la ESA en Argentina estará lista para recibir el creciente caudal de datos científicos que transmitirán las futuras misiones mientras exploran las profundidades de nuestro Sistema Solar.
Desde 2012, la estación de seguimiento del espacio profundo de la ESA en Malargüe ha proporcionado enlaces clave para algunas de las misiones más importantes de Europa, como ExoMars, Mars Express, Gaia y Rosetta.
No obstante, las capacidades de recogida de datos de las próximas misiones de exploración son cada vez mayores, decuplicándose cada diez años la cantidad de datos científicos que deberán transmitirse desde Mercurio, la superficie de Marte o las enigmáticas lunas que rodean Júpiter.