Madrid.- Seis meses después de desaparecida la entidad pública empresarial Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (EPE Aena) -por su segregación en las ahora denominadas Enaire, como matriz, y Aena, como filial-, ésta, la sociedad mercantil gestora de los aeropuertos españoles, aún luce en sus edificios la primitiva imagen corporativa, diseñada hace 24 años, de aquella empresa ya inexistente.
A pesar de contar desde el pasado verano con un diseño nuevo salido del estudio de Javier Mariscal, el autor de la mascota Cobi de las Olimpiadas de Barcelona 92, y cuyo coste no ha sido dado a conocer, el nuevo logotipo se resiste a subir a lo alto de las fachadas de las sedes madrileñas más emblemáticas de Aena en las calles de Arturo Soria y Peonías (Edificio Piovera Azul), donde aún hoy figura el aerodino original ideado por Ives Zimmermann en 1991, momento de la creación del ente público empresarial.
Según explicaron hace medio año fuentes del gestor aeroportuario, tras su separación definitiva del operador de Navegación Aérea, ahora llamado Enaire, Aena ya “estaba implantando su nueva imagen corporativa de forma paulatina, reponiendo acompasadamente los elementos de comunicación portadores de la marca, tales como notas de prensa y las pantallas del Sistema de Información al Pasajero (SIPA)”.
Esa nueva imagen es un “rediseño de la marca original con los cambios necesarios para afrontar la nueva etapa de la compañía”, según indican en ésta. Es como una punta de lanza, una flecha verde apuntando hacia abajo, una especie de sencillo triángulo isósceles con sus lados ligeramente curvos. Y es verde, “color muy identificativo de la compañía, cercano a la tierra y con una clara connotación medioambiental, frente al azul cielo que lucía el anterior, al que se añade el negro en su rotulación”, dicen en la empresa.
El nuevo logo de la nueva Aena llegó también a su página web, como ha ocurrido con su empresa matriz, la ahora denominada Enaire, que también luce nuevo logo, obra del estudio de creativos Biográfica, consistente en tres pequeños guiones azules desalineados que, dicen sus diseñadores, “simulan la estela de un avión en vuelo”, precedido de las letras de la denominación, degradándose de más a menos, empezando por mayúscula y acabando en minúscula. ¡Todo un símbolo! Y cuyo importe, por cierto, tampoco ha sido revelado.
Ambas sociedades, matriz y filial, Enaire y Aena, quedaron así definitivamente bautizadas por el artículo 18 del Real Decreto-ley 8/2014, de 4 de julio, que entró en vigor al día siguiente con su publicación en el Boletín Oficial del Estado.
Pero los edificios madrileños de Aena parecen aferrados al antiguo símbolo original de hace 24 años. Tampoco fue retirado de sus sedes cuando la gestora aeroportuaria antes de pasar a llamarse Aena, a secas, se denominaba Aena Aeropuertos, en virtud de otro Real Decreto-ley, el 13/2010, de 3 de diciembre, con el que arrancó, en falso, con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el proceso de privatización del 49% de la entidad pública.
En esos tres años y medio, Aena Aeropuertos contó asimismo con su imagen distintiva, una creación entonces de The Brand Union, del grupo WPP, cuyo importe también es desconocido. Tampoco llegó a ascender al remate superior de sus sedes. Se trataba de una serie de cintas de colores terminadas en punta, unas líneas curvas cruzadas entre sí que, según sus diseñadores, “expresan su capacidad de interconexión, reflejan conectividad, dinamismo, profesionalidad y solidez”.
Pero, evidentemente, para solidez, la que demuestra y simboliza el aerodino original que luce desde hace casi cinco lustros adherido a las cornisas de los edificios de Aena y que parecen resistirse a bajar y desaparecer de sus respectivas arquitecturas.