Moscú.- Los 70 pasajeros de un Tu-134 de la aerolínea regional Katekavia, que se disponía a realizar un vuelo doméstico en Siberia, tuvieron que bajar del avión y algunos decidieron empujarlo para que se desprendiera del suelo helado al que se había pegado su tren de aterrizaje, informó la agencia rusa RIA Novosti.
Según explicó a dicha agencia la asistente del fiscal de transporte de Siberia Occidental, Oksana Gorbunova, el incidente ocurrió el martes en el aeropuerto de Igarka, una pequeña localidad en el norte de la provincia siberiana de Krasnoyarsk y en la que los termómetros marcaron 52º bajo 0.
Los pasajeros se encontraban ya a bordo para volar con destino a Krasnoyarsk cuando se comprobó que el avión no podía arrancar por tener el tren de aterrizaje inmovilizado. "La aeronave no se movió ni con la ayuda de un trailer y los pasajeros decidieron echar una mano y bajaron para empujarla", dijo Gorbunova.
Más tarde, matizó que "después de que el trailer no lograra mover la aeronave, se les ofreció a los pasajeros que se pasasen a un autobús para reducir el peso del aparato. Después, el trailer sí desplazó la nave, pero varios pasajeros bajaron del autobús y se pusieron a empujar el avión en marcha", señaló. “Se trata de una actuación inadmisible", advirtió la funcionaria, puesto que pudo haber resultado dañado el revestimiento del aparato.
A raíz del incidente, la Fiscalía de Transporte de Siberia Occidental abrió un expediente para investigar si hubo algún incumplimiento de las normas de seguridad por parte de la aerolínea, los servicios aeroportuarios, la tripulación o los pasajeros.
Según fuentes del aeropuerto de Igarka, el propietario del avión habría usado un lubricante no apto para zonas del Extremo Norte. Al haber estado expuesto a una temperatura extrema durante más de 24 horas, el tren de aterrizaje se quedó literalmente pegado al suelo.
El aeropuerto de Igarka registra anualmente un tráfico de 100.000 pasajeros, una cifra importante por tratarse de una zona remota del norte de Siberia.