Darmstadt.- El control de los dos satélites de navegación Galileo que fueron lanzados el pasado 22 de agosto y dados inicialmente por perdidos a causa de un fallo en su lanzamiento, ha sido transferido a sus operadores, mientras continúan los preparativos para la siguiente ronda de lanzamientos.
Los días 27 y 28 del pasado mes de septiembre el Centro de Operaciones Espaciales de la ESA (ESOC) en Darmstadt, Alemania, transfirió el control de los dos satélites al Centro de Control de Galileo en Oberpfaffenhofen, que se encargará de ellos mientras se toma una decisión sobre cómo se utilizarán finalmente.
Los satélites se encuentran en excelentes condiciones y están funcionando con normalidad, asegura la ESA. Un problema con el lanzador situó a la pareja de satélites en una órbita con un apogeo más alto, un perigeo más bajo y una inclinación diferente a la de la órbita circular prevista.
Esta nueva órbita supuso un desafío repentino e inesperado -aunque bien entrenado- para el equipo del ESOC encargado de supervisar la fase de lanzamiento y de operaciones iniciales (LEOP) de los satélites.
Antes de cada lanzamiento de Galileo, un equipo formado por expertos en operaciones de la ESA y de la agencia espacial francesa CNES entrena de forma intensiva durante varios meses para estar preparado para esta fase tan crítica, que normalmente dura unos ocho días, desde la separación del lanzador hasta el traspaso a Oberpfaffenhofen.
“Tras el lanzamiento, descubrimos que uno de los dos paneles solares de cada satélite no se había desplegado correctamente”, explica Liviu Stefanov, responsable de las Operaciones del Satélite.
“Al mismo tiempo estábamos experimentando dificultades a la hora de recibir las señales de los satélites, que eran inestables y con una potencia mucho menor de la esperada, lo que nos hizo sospechar que sus órbitas podrían no ser las correctas”.
“Básicamente, las estaciones de seguimiento estaban apuntando hacia donde esperábamos que estuviesen los satélites, pero no estaban allí, lo que provocaba que no recibiésemos sus señales con la potencia esperada”.
Los ingenieros sólo tardaron cuatro horas en determinar la órbita real y en generar nuevos comandos para que las antenas de las estaciones de seguimiento apuntasen en la dirección correcta para establecer un enlace de comunicaciones robusto. Tardaron tres días en liberar el panel solar del primer satélite, y dos días más tarde se desplegó el del segundo.
A partir de ese momento el equipo de Darmstadt siguió trabajando para terminar de activar los satélites, cuando recibió instrucciones de mantener el control durante cinco semanas, cuatro más de lo esperado.