Darmstadt.- El satélite para el estudio de Gases Traza (TGO) de ExoMars, de la Agencia Espacial Europea (ESA), que acaba de completar un nuevo conjunto de pruebas de calibración científica fundamentales, comienza la fase de aerofrenado, que durará un año.
A principios de esta semana se cargaron los primeros comandos para el aerofrenado, listos para su ejecución. A lo largo de las próximas semanas se realizarán siete encendidos del motor para ajustar su órbita, dentro del periodo de ‘aclimatación’ previo al aerofrenado principal. Así, el satélite verá cómo el punto de máximo acercamiento en órbita se reduce hasta 113 km.
Hasta ahora, su órbita es diaria y de 200 x 33.000 km, pero durante la fase de ‘aerofrenado’, aprovechará la atmósfera para ir ajustándola gradualmente. La nave entrará y saldrá repetidamente de la atmósfera en su máximo acercamiento, llegando al punto más alejado a lo largo de este año.
“No es la primera vez que la ESA lleva a cabo maniobras de aerofrenado, pero sí es la primera vez que empleamos esta técnica para alcanzar una órbita científica prevista, repitiéndola durante tanto tiempo”, explica el director de vuelos Michel Denis.
“Los controladores de la misión han trabajado codo con codo con nuestros expertos en dinámica de vuelo para prepararse para esta complicada fase: estamos listos para el aerofrenado”.
“Vigilaremos de cerca la temperatura de los paneles solares y la aceleración de la nave, no solo durante las primeras pasadas a través de la atmósfera, sino durante el resto de 2017, ajustando la trayectoria según las necesidades”.
La órbita final también ha sido diseñada para facilitar la retransmisión y la comunicación con robots exploradores y módulos de aterrizaje en la superficie. En particular, funcionará como relé de transmisión para la misión ExoMars 2020, formada por una plataforma de superficie estacionaria y un rover.