Toulouse.- Después de la reestructuración de alto nivel llevada a cabo en el consorcio aeroespacial europeo Airbus, ahora parece que toca mover las sillas y centralizar el cuartel general del grupo con la nueva marca sin renovar las antiguas luchas, según apunta la agencia Reuters.
En un movimiento simbólico, el responsable de la fabricación de los aviones habría aceptado a regañadientes abandonar su oficina por las grandes fábricas de Toulouse y trasladarse a una nueva sede corporativa en esa ciudad del sur de Francia, dijeron personas familiarizadas con la operación.
A primera vista, podría parecer un movimiento obvio después de la reestructuración en la que la división de fabricación de aviones se convirtió en el pilar de la estructura general de una empresa que también fabrica cohetes espaciales, helicópteros y aviones militares.
Pero los responsables del Grupo con predominio franco-alemán, aún afectados por décadas de luchas internas, temen la decisión de poner en la nueva sede a Fabrice Brégier, máximo ejecutivo de la producción, junto al CEO, Tom Enders, lo que supondría poner a prueba un frágil equilibrio de poder interno.
Para Brégier, sólo puede ser un movimiento mínimo, pero le desplaza ligeramente del centro neurálgico económico de la compañía que impulsa el precio de las acciones, ingresos y beneficios. Y llega en un momento crítico para el constructor aeronáutico que pretende aumentar su producción.
Airbus acordó el año pasado fusionar su división de aviones comerciales con su grupo matriz para reflejar el mayor sesgo hacia la fabricación civil que comenzó en 2013, tras el fracaso de una fusión planeada con la empresa británica de defensa BAE Systems.
Tras la última reestructuración interna, Bregier renunció a su cargo de director ejecutivo del negocio de aviones comerciales de Airbus, pero siguió siendo su presidente, al tiempo que se convirtió en jefe de operaciones y número dos para el grupo en su conjunto.
"Airbus es ahora una compañía de fabricación de aviones con otras dos divisiones, así que después de la fusión, el enfoque hacia el negocio principal es mucho más estricto", dijo un portavoz de Airbus.
Enders, de 58 años, está ahora atrayendo a personas y funciones centrales a su alrededor en la nueva sede para asegurar su visión de forjar la compañía integrada que considera necesaria para mantenerse a la par con su competidor norteamericano Boeing y defenderse de la nueva competencia .
Se ha comprometido a hacer de Airbus una "empresa normal" después de que la interferencia política francesa y alemana se frenara en 2014 por un cambio en su gobierno corporativo tras el fracaso del acuerdo BAE.
Airbus se enfrenta a la crítica tarea de elevar su producción de aviones rápidamente para llenar de miles de pedidos en sus libros y los inversores son especialmente sensibles a cualquier riesgo de que sus altos directivos se distraigan con las luchas internas.
"Lo que es inusual es que la reestructuración ocurra en un momento en que la producción está aumentando bruscamente", dijo un analista aeroespacial europeo.