Londres.- El Boeing 757 privado del presidente electo de EE UU, Donald Trump, -el “Trump For One”, como se le conoce- perteneció en otro tiempo a una compañía danesa y otra mexicana, ambas de bajo coste y quebradas, antes de pertenecer al cofundador de Microsoft, Paul Allen, a quien se lo compró el próximo presidente norteamericano.
Según revela el diario británico The Telegraph, el Boeing 757, con matrícula N757AF, originalmente fue arrendado en 1991 por la compañía de bajo coste danesa Sterling Airways, con base en Copenhague, que quebró el 29 de octubre de 2008. El avión había cambiado de manos y recalado en otra compañía de bajo coste, Transportes Aéreos Ejecutivos, S. A. (TAESA), una aerolínea mexicana creada en 1988 operando aviones ejecutivos y que un año después empezó a comprar sus primeros Boeing. Fue declarada en quiebra el 21 de febrero de 2000.
Según el rotativo londinense, la compañía mexicana de bajo coste alquiló el Boeing 757 del 6 de julio de 1994 al 31 de marzo de 1995. Su ruta de vuelo precisa no se conoce. Probablemente estuviera basado en la Ciudad de México, sede de la compañía aérea. Antes de su quiebra el avión fue adquirido por Vulcan Northwest Inc, empresa propiedad de Paul Allen, cofundador de Microsoft.
Finalmente, en 2011, Allen vendió el avión a DJT Operations, firma propiedad de Trump, para reemplazar a su viejo Boeing 727 construido en 1969. El B757, en el que se ha invertido una fortuna ya ha cumplido más de 25 años.
El avión está valorado en más de 100 millones de dólares. Dispone de un dormitorio con un sistema de entretenimiento de pantalla grande, así como un baño con instalaciones de oro de 24 quilates. Casi todos los elementos del avión están cubiertos de oro de 24 quilates, incluidos los cinturones de seguridad. Los reposacabezas y las almohadas están bordadas con el escudo familiar de Trump.
Los asientos disponen de sistemas de entretenimiento personales y pueden transformarse en camas. Además, el avión tiene un comedor, una habitación privada para invitados y una sala con una pantalla de 57 pulgadas .
Cuando Trump utilizó su avión para viajar a través de EE UU en la campaña electoral, el New York Times reveló que su licencia había caducado. El problema fue finalmente resuelto y el avión pudo volar de nuevo.