Madrid.- La nave espacial Soyuz TMA-19M que regresó de la Estación Espacial Internacional (ISS) el pasado fin de semana con tres astronautas, trajo a bordo, entre otros experimentos realizados en el laboratorio orbital, el BIOMEX, en el que participa el INTA, bajo la responsabilidad de Rosa de la Torre, del Departamento de Observación de la Tierra.
Junto con el INTA han colaborado varios organismos nacionales (UCM, IGEO, CSIC-IRNAS) y ha contado con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad.
El experimento BIOMEX, cuyo Investigador Principal es el DLR alemán, ha estado expuesto directamente a la radiación extraterrestre (radiación UV intensa y radiación cósmica) desde noviembre de 2014 y hasta febrero de este año, cuando fue retirado del exterior de la ISS. El fin del experimento es estudiar la capacidad de resistencia de moléculas orgánicas, como pigmentos y componentes celulares, proteínas y ADN, en el espacio y en condiciones ambientales simuladas de Marte, y ver cuál es su máximo nivel de estabilidad en esas condiciones.
El organismo elegido por el INTA para el experimento BIOMEX es una especie de liquen “vagante”, el Circinaria gyrosa, que crece en la provincia de Guadalajara, y que, en anteriores experimentos realizados en el INTA y en el DLR, ha demostrado una alta capacidad de supervivencia en el espacio y tolerancia a condiciones simuladas de Marte. Como objetivo secundario se identificarán los organismos más resistentes que puedan ser relevantes para sistemas de soporte de vida en el espacio, tanto en naves espaciales como en bases en la Luna o en Marte.
A las dos horas del aterrizaje de la Soyuz en Kazajstán, las bandejas 1 y 2 de la plataforma EXPOSE fueron extraídas de la cápsula y depositadas más tarde en la Oficina de la ESA en Moscú, donde se procedió a una primera inspección.
Estas bandejas con las muestras de BIOMEX y el resto de experimentos están ya en Munich, en la empresa Kayser-Trede, donde se realizará la desintegración y comenzará el análisis de los resultados por parte de los organismos responsables. Los biomarcadores identificados serán incluidos en una base de datos universal, que servirá de premisa para la búsqueda de vida en nuestro sistema solar. Misiones futuras, como la planeada por la ESA “ExoMars-Mission”, se beneficiarán definitivamente de estos datos. Esta investigación persigue aportar nuevos conocimientos al origen, evolución y posible transferencia interplanetaria de organismos en el universo (Hipótesis Litopanspermia).
Los resultados de experimentos semejantes anteriores, tales como LIFE (Lichens and Fungi Experiment) fueron presentados en una edición especial de la prestigiosa revista científica Astrobiology. Su directora de redacción y catedrática de Geología de la Portland State University, Sherry L. Cady, los calificó en su momento de “fascinantes, en tanto que ponen a prueba la capacidad de formas de vida de sobrevivir a las condiciones extremas en el espacio exterior”. “La ciencia realizada en EXPOSE-E servirá sin duda, como referencia para toda la investigación futura en órbita baja terrestre. Este tipo de actividades son fundamentales para el éxito de futuras misiones en la exploración del Sistema Solar”, añadía Sherry L. Cady.